Desde el área de Derechos Humanos del Liceo Víctor Mercante nos contactamos con Beatriz Grasso, ex detenida y compañera de la fábrica SIAP de Nélida Dimovich, quien estuvo inscripta en el colegio para cursar primer año y cuyo caso integra este juicio.
A partir de su recuerdo de la figura de Nelly, compañera de sección, le propusimos compartir recuerdos sobre el cotidiano de la fábrica y contar cuáles eran las reivindicaciones y demandas que tenían como trabajadoras. Sus palabras nos hablan de sus vivencias como obreras de SIAP, del proyecto económico de la dictadura y el significado de la conciencia de clase, una marca de identidad colectiva que también quisieron desaparecer mediante el genocidio.
En estas palabras en memoria de Nelly, va nuestro homenaje a todas las trabajadoras y todos los trabajadores que lucharon y luchan por sus reivindicaciones.
Honrar la vida y la memoria de los que no tienen más voz
Por Beatriz Teté Grasso
ex detenida y compañera de la fábrica SIAP de Nélida Dimovich
La historia de una compañera de trabajo es semejante a cualquier trabajadora en una fábrica, es una persona que se levanta temprano, prepara la rutina de los hijos, previene la comida para el día y ordena la casa, llega a horario al trabajo y con una sonrisa saluda a todos.
Nosotros trabajábamos en la empresa SIAP (Sociedad Industrial de Aparatos de Precisión), estábamos en uno de los talleres donde trabajábamos alrededor de 200 personas, la mayoría mujeres. Había distintos rubros, todo era para completar el objetivo final los tableros de todo tipo de vehículos: autos, camionetas y camiones de distintas marcas y modelos en la década de1970. Todo transcurría a través de cinta o noria, con un solo ritmo desde las 7 hasta las 16,10 horas.
En una parte de ese taller estaba el sector de Bimetálicos, allí se armaban los relojes para medir la presión de los vehículos, alrededor de 30 personas de un promedio de edad entre los 20 y los 35 años. A pesar de los controles para que no habláramos igual lo hacíamos, hablábamos de nuestras vidas, de los sueños, del amor, de un futuro digno, donde tuviéramos la vivienda propia, el colegio de los hijos y allí estaban también nuestras necesidades de mejor sueldo, mejor asistencia sanitaria y derechos de las madres que recién parían de contar con una guardería adentro de la fábrica. Muchas estudiaban para terminar el secundario, otras hacían deportes.
Si bien para un sector de la sociedad éramos calificadas despectivamente como fabriqueras, nosotras éramos orgullosas obreras que hacíamos la producción del país.
Nélida Dimovich, era una más de todas nosotras, con su voz potente, muy comunicativa y su risa era una carcajada, tenía problemas como todas, estaba casada con un obrero delegado de Propulsora Siderúrgica. Para los dueños de SIAP, y las empresas de la región los trabajadores de Propulsora tenían mala imagen; de este concepto se encargaron de difundir los dirigentes sindicales de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) para desprestigiar a los obreros luchadores de Propulsora.
Nelly, fue detenida desaparecida en dos oportunidades, la segunda en enero de 1977, hasta nuestros días. Todas estas situaciones de golpes de Estados, con desaparición de personas, represión, cárceles, endeudamientos de los países responde a un proyecto político a nivel continental planificado desde la Escuela de las Américas, para desestimar cualquier plan de desarrollo nacional que se estaba produciendo en los países sudamericanos.
Desde nuestro lugar, por cada obrero, cada trabajador, cada estudiante, cada persona que nunca supimos donde están, por los que murieron y por todo el daño que sufrió nuestro país, seguimos bregando por justicia y por Nunca Más
Un obrero jamás desconoce su condición de obrero, debemos honrar el trabajo y la vida. Nélida Dumovich fue Obrera y hoy honramos su memoria y su condición de trabajadora.