Por Pilar Medina.
Por definición, los juicios son instancias donde se dirimen las responsabilidades individuales sobre un delito y, en caso de corresponder, se establecen las condenas que les corresponden. Pero ¿qué distingue a los juicios de lesa humanidad? De lo que se trata es de la diferencia entre la búsqueda de verdad centrada en la condena y aquella que además busca reconstruir lo que quisieron y quieren ocultar sistemáticamente con la represión clandestina.
En palabras de Ludmila Da Silva Catela y Elizabeth Jelin (1): “además de generar condenas y prisiones, las acciones jurídicas conformaron una poderosa herramienta para producir representaciones e imágenes del ejercicio ilegal de la violencia por parte del Estado”.
Las dimensiones de esta búsqueda de la verdad son múltiples. Para sobrevivientes y familiares el espacio y la escucha por parte del Estado implican en algunos casos instancias de reparación, así como la reconstrucción de las trayectorias de vida de los desaparecidos. Es una escena donde se abre el espacio para continuar la lucha y el reclamo. La demanda sigue siendo la misma: “dónde están, qué fue de ellos, qué pasó”. En la audiencia del 14 de febrero del Juicio Garachico, durante los alegatos, la abogada querellante Guadalupe Godoy señaló que las iniciativas, las herramientas y los mecanismos de búsqueda de la verdad siguen dependiendo más de los organismos de derechos humanos que del poder judicial y las estructurales estatales. La demanda sigue siendo urgente.
Otro aspecto a señalar es la posibilidad de pensar los juicios como una instancia de recopilación de pruebas. Es decir, como “espacios de elaboración de certezas” (2). Por ejemplo, en la Audiencia 57 del Juicio Brigadas, Gustavo Calotti nombró -como ya lo había hecho en testimonios anteriores- a una joven de aproximadamente 15 años llamada Rosa, quien era vecina de su compañero de celda en la Brigada de Quilmes (Galván) y probablemente estuviera embarazada. Por los detalles y las preguntas específicas sobre el caso, puede determinarse que esa joven sería Rosa Figueroa cuyo caso, hasta el momento no era parte del juicio.
Algo similar sucedió en la audiencia 55 de ese mismo juicio, en el marco de la declaración de Fernando García el martes 15 de febrero de 2022. Fernando fue secuestrado a mediados de marzo de 1977, pasó por la Brigada de Investigaciones de Quilmes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y en ese lugar se enteró que había una mujer embarazada de varios meses, a la que identificó como la “mujer de Largo”. Se trata de Beatriz Alicia Lenain (3) y “Largo” era Carlos Eduardo Garak. Ambos están desaparecidos. Emanuel Lovellli, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, solicitó -y el tribunal hizo lugar- que se investigue este posible caso de una embarazada que habría dado a luz en cautiverio. En palabras del abogado querellante “su testimonio da cuenta de otro bebé nacido en cautiverio al que hay que buscar”. Por ese motivo solicitó al tribunal que “libre un oficio a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y en particular al equipo de mujeres embarazadas durante el terrorismo de Estado para que informe sobre la identidad de Carlos Eduardo Garak ‘Largo” y Beatriz Alicia Lenain”.
Todo esto afirma lo que las Abuelas y los distintos organismos vienen insistiendo hace años: en los juicios se siguen descubriendo cosas; gracias a los testimonios de los y las sobrevivientes se abren nuevas búsquedas. Los efectos de la práctica sistemática de desaparición forzada nos colocan frente a esta búsqueda de verdad, interminable pero incansable. Así como se construyó el número 30.000 para dar cuenta de la imposibilidad de conocer la cantidad precisa de víctimas del terrorismo de estado, se sigue sosteniendo la esperanza de encontrar indicios que nos permitan recontruir algo de esa realidad incompleta. Los juicios son herramientas fundamentales para estos hallazgos.
La condición de los juicios como fenómenos que exceden las condenas y como un lugar de construcción de verdad, también puede observarse en las investigaciones impulsadas por la fiscalía en el Juicio Brigadas con el fin de identificar aquellos casos de personas desaparecidas solo identificadas por su apodo. Este tipo de trabajos puntillosos para atar cabos sueltos se multiplicaron a lo largo del proceso de justicia, recopilando y poniendo en tensión la información que entra en juego en cada uno de ellos gracias a los testimonios de sobrevivientes: establecer conexiones entre circuitos represivos, lograr completar el panorama de un grupo de personas secuestradas y sus relaciones políticas, militantes, laborales y/o familiares, son piezas claves del rompecabezas que permite confirmar y devolver identidades. En el juicio Brigadas, de acuerdo a lo que ha podido reconstruirse a través de testimonios de sobrevivientes, el “Colorado” sería Pablo Bernardo Szir; el “Abuelo” Jorge Congett, la identidad de “Chiche” sería José Antonio Cáceres, “Blanca” Blanca Ortiz de Murua y “Coutita” o “Santito”, Santo Eulogio Rodríguez.
Entrevistada por Página/12, la psicóloga Fabiana Rousseaux detalló los problemas que han planteado los testimoniantes de los juicios por delitos de lesa humanidad: “Uno es el temor al olvido de cuestiones que fueron centrales: aquello de lo que fueron depositarios, el nombre de los compañeros, ese deber memorístico que los aplasta porque se prometieron que quienes sobreviviesen iban a dar testimonio, y eso juega. Se desesperan porque piensan que la memoria puede fallar. Temen decir un nombre y no otro. Pero también les pasa que durante el testimonio empiezan a aparecer recuerdos que no habían aparecido nunca en 35 años” (4).
Lo cierto es que el juicio oral tiene efectos impactantes. Las declaraciones en ese marco son poderosas, implican revivir lo experimentado y es por esto que familiares, sobrevivientes y organismos siguen sosteniendo ese espacio a pesar de los desafíos que implica, del desgaste, de la exposición: el juicio oral y en su marco, el testimonio, nos encuentra con nuevos indicios de verdad.
(1) Da Silva Catela, Ludmila; Jelin, Elizabeth; Juicios de Lesa Humanidad, verdad y sociedad; Ediciones Plan Fénix; Voces en el Fénix; 8; 68; 7-2018; 28-35
(2) Idem
(3) Crónica de la audiencia 55 por Gabriela Calotti. En: Blog del Juicio Brigadas del Programa de Apoyo a Juicios de la UNLP
(4) Causa Plan Sistemático De Apropiación De Menores, Un verdadero hito en la lucha contra la impunidad.