Juicio Brigadas Banfield Quilmes Lanús. Reseña Audiencia 102

    Suman casos perpetrados en la Brigada de San Justo

    Más de treinta casos por privación ilegítima de la libertad y torturas cometidos en la Brigada de Investigaciones de San Justo se sumaron al juicio que se lleva adelante por los delitos cometidos en las Brigadas de Banfield, Quilmes y Lanús. El imputado por estos nuevos cargos, Alberto Julio Candioti se negó a declarar. Prestaron nuevamente testimonio dos sobrevivientes de la Brigada de San Justo.

    Conectado de forma virtual desde su casa, donde cómodamente instalado asistió a la primera parte de la audiencia del pasado martes, el imputado Alberto Julio Candioti, militar retirado que fue teniente primero en el Destacamento 101 de Inteligencia del Ejército entre 1978 y 1979, se negó a declarar en el marco de la indagatoria llevada a cabo en virtud de los nuevos cargos en su contra.

    Se trata de más de una treintena de casos por privación ilegítima de la libertad y torturas cometidos en la Brigada de Investigaciones de San Justo, partido de La Matanza, que se sumaron al presente juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en las Brigadas de Investigaciones de la Policía Bonaerense de Banfield, Quilmes y Lanús, con asiento en Avellaneda. “No, no voy a declarar en esta audiencia. Oportunamente y de acuerdo a lo conversado con mi defensa oficial, haré una ampliación de mi indagatoria”, respondió Candioti, interrogado por el presidente del Tribunal, Ricardo Basílico, acerca de si declararía o no en esta nueva etapa del juicio. Es la tercera vez que Candioti se niega a declarar ante el Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata que lleva adelante este juicio iniciado el 27 de octubre de 2020. El secretario del Tribunal, Julio César Díaz, fue el encargado de leer los nuevos cargos de la acusación fiscal en el marco de la audiencia 105.

    Candioti fue teniente primero y jefe de Sección de Comando y Servicios del Destacamento 101 de Inteligencia del Ejército entre el 9 de enero de 1978 y el 7 de abril de 1979. En la actualidad cumple detención domiciliaria.

    Dos sobrevivientes de la Brigada de San Justo Jorge Garra, quien ya declaró en el Juicio Brigada de San Justo, volvió a testificar ante el Tribunal, aunque de forma más sucinta. “Los hechos acontecieron a fines del año 77. El 30 de diciembre, una patota de la policía de la provincia de Buenos Aires, allanó nuestra vivienda, era la casa de mi suegra, estábamos durmiendo allí porque días previos ya habían sido detenidos varios compañeros en la zona de Lanús y sabíamos que estábamos dentro de las posibles víctimas”, explicó Garra al Tribunal. La casa de su suegra estaba en Sarandi, partido de Avellaneda.

    Entre esos compañeros secuestrados días antes mencionó al “Negro Black”, a quien volvió a ver en el centro clandestino que funcionaba en la Brigada de San Justo “muy maltratado”; también a Jorge Farsa y su compañera, a Eduardo, a Mabel. También estuvieron allí sus hermanos Martín y Francisco y su compañera. No recordó todos los nombres, pero sí afirmó que “eran en total 16 o 17 compañeros”. También recordó a un muchacho a la que decían “las tres V” porque se llamaba “Víctor Vicente Veneziano”. No lo vio pero “se escuchaban los interrogatorios”, respondió interrogado por la auxiliar fiscal, Ana Oberlín. Los primeros 4 o 5 días en San Justo “fui torturado con picana, golpes, submarino y distintos vejámenes”, declaró Garra al Tribunal. A la Brigada fue llevado junto con su esposa, encapuchados y tabicados en un Torino color blanco.

    “En esas circunstancias vimos, sentimos una gran represión sobre nuestros cuerpos en busca de información, de nombres, de direcciones, ante la negativa que yo sostuve permanentemente de conocer filiaciones y domicilios, eran interrogatorios y torturas sistemáticas”, sostuvo. Como otros, según testimonios de sobrevivientes, Garra también fue “interrogado en un patio por miembros de la inteligencia” militar. Entre los apodos de los carceleros recordó “el eléctrico”, “Jirafa” y “Teniente”. El y su esposa fueron liberados el 13 de enero de 1978. Antes de concluir su testimonio, Garra quizo subrayar el valor de este juicio, pese a haber transcurrido 45 años desde aquellos hechos trágicos y aprovechó para repudiar las recientes declaraciones del ex fiscal Luis Moreno Ocampo a la TV Pública al afirmar que que el Partido Comunista fue “cómplice” de la dictadura y “negó la represión de los militantes comunistas”. Garra reivindicó la memoria de los más de 200 militantes comunistas desaparecidos y de los 1.500 activistas presos durante la pasada dictadura (1976-1983). “Esa memoria debe se mantenida”, sostuvo.

    Su esposa, Nora Feliz, recordó que fue secuestrada “el último día hábil del 77”. Llegaron de madrugada a la casa de su mamá, en Sarandí. Se acuerda del que dirigía la patota porque llevaba puestos borceguíes, bombacha de fajina, era alto y tenía un arma larga. “Nos metieron en un auto blanco”. Ella estaba con camison y un batón de su mamá.

    “Llegamos despues de 35, 40 minutos a una playa de estacionamiento. Ahí nos separaron y a mi me llevaron por una escalera a una habitación donde había otra gente (…) Me llevaron a la parrilla. Empezaron las sesiones de picana. Eso se repitió varias veces. Tres son las que más recuerdo (…) En una de ellas trajeron a mi marido y lo pusieron arriba mío para que sintiera como me pasaba la electricidad. El estaba bastante mal”, contó.

    Después, la dejaron en un calabozo individual hasta su liberación cerca de Pompeya. Tiempo después supo que habían estado en la Brigada de San Justo.

    Por Gabriela Calotti

    Las audiencias pueden seguirse por los canales de La Retaguardia y La CPM.

    Más información en el Blog de Apoyo a Juicios UNLP

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