La ciencia es cosa de mujeres

 

El Museo de La Plata abrigó siempre a investigadoras que se destacaron en un ámbito científico difícil por su condición de género, pero abrió los caminos necesarios para llegar a la situación actual en la que las mujeres son mayoría en varias disciplinas de investigación dentro de esta prestigiosa institución.

Para la doctora Susana García, especialista del Museo e investigadora del Conicet, en la historia de las ciencias en Argentina “sobresale una conformación de género prevalentemente masculina, siendo infrecuentes los trabajos que se detienen en la situación de la mujer en la actividad científica local”.

En su publicación “Ni solas ni resignadas: la participación femenina en las actividades científico-académicas de la Argentina en los inicios del siglo XX”, García, miembro del Archivo Histórico del Museo, reseña el paso de las primeras mujeres destacadas en las ciencias naturales en la ciudad de La Plata.

Al respecto, señala que en el Museo “se abrieron posibilidades laborales para las mujeres a partir de su transformación en Facultad a partir del año 1906, hecho que permitió, más tarde, el acceso de las alumnas a los cargos de ayudantes y luego a las becas de estudio”, dentro de la institución.

En ese momento primigenio en el que la vida académica asomaba embrionaria a la par de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires, las alumnas en ciencias naturales “se destacaron por ser mejores estudiantes y tener altas calificaciones” en el marco de una carrera que contaba con pocos cursantes.

Puntualmente, el acceso a los estudios superiores y a la posibilidad de una formación universitaria en el caso de las Ciencias Naturales, “constituye un punto importante para comprender la inserción de las mujeres en la vida científica y las condiciones de partida para su ingreso en la carrera profesional de la ciencia”, expresó Susana García.

Dice la investigadora del Museo que este hecho específico, “permitió que alguna de ellas, sobre todo las que no provenían de familias tradicionales o de sectores científicos, pudieran ingresar en los circuitos de sociabilidad y las redes formales e informales de intercambio de información y materiales, así como eventualmente publicar en revistas científicas locales”.

Por su parte, le ex directora del Museo, Silvia Ametrano, indagó sobre la presencia femenina dentro de las disciplinas geológicas, un espacio de investigación largamente considerado y reservado a los hombres.

En su investigación histórica sobre la inserción profesional de la mujer en esta rama de las ciencias naturales entre 1900 y la actualidad, Ametrano identificó la distribución por género en los diferentes espacios de trabajo de la geología, concluyendo que “en lugares como el Servicio Geológico Minero o la misma Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, FCNyM, la cantidad de mujeres se encuentra en constante crecimiento desde los 70, lo mismo que su acceso a puestos de decisión o jerárquicos”.

En 2007, la doctora Paula Posadas, actual secretaria de Asuntos Académicos de la Facultad de Naturales, y Eleonora Baringoltz, docente de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, publicaron un diagnóstico de la situación de género en la Ciencia y Tecnología (CyT) en la Argentina.

El estudio indicaba que a nivel local e internacional “las cuestiones de género en CyT han adquirido relevancia en diversos ámbitos del quehacer social”, y para demostrarlo se evaluó la situación de la mujer en esas disciplinas desde numerosas perspectivas.

El texto de Posadas y Baringoltz tuvo relevancia en su momento, respondiendo una serie de preguntas sobre si las mujeres en el campo de la ciencia argentina disfrutaban del mismo número de becas que sus colegas varones, en qué proporción ellas dirigían equipos y proyectos de investigación, la distribución femenina en los distintos escalafones de las carreras de investigación científica o qué porcentaje representaban en los cargos jerárquicos del sistema de CyT, entre otras.

Ya en el año de publicación existía una incipiente paridad de género, especialmente en los estamentos inferiores del sistema científico, y la problemática de la “masculinización” en los cargos superiores, jerárquicos o de decisión conformaban entonces un abismo que al día de hoy no ha mejorado sustancialmente.

CIENCIA E IGUALDAD DE GÉNERO EN ARGENTINA

Según datos del año 2017, en el Museo de La Plata un 65 por ciento de las trabajadoras son mujeres, existiendo por otro lado datos que indican que, en la investigación científica global en Argentina, la proporción de mujeres con respecto a los hombres se supera año tras año.

Las últimas estadísticas publicadas por Conicet señalan que dentro de su estructura trabajan 4.856 mujeres y 4.380 hombres, y este porcentaje se mantiene parejo en áreas como Ciencias Agrarias, Ingeniería y Materiales, mientras que es sustancialmente mayor en las Ciencias Biológicas y de la Salud y en Ciencias Sociales y Humanidades.

La conformación numérica es interesante en términos de igualdad de género, pero estos guarismos se observan sólo en los primeros escalafones científicos, siendo aún evidente la desproporción en las categorías superiores a la que han accedido hasta ahora solamente 46 mujeres frente 135 hombres.

Fuente: prensa Museo de Ciencias Naturales – UNLP

Foto: Área de Fotografía del Museo de La Plata.