Las canteras se constituyen como pasivos ambientales debido a que configuran una barrera urbana y también porque genera un riesgo para la vida de la población. En la mayoría de los casos son abandonadas, se transforman en vaciaderos clandestinos de residuos y presentan posibilidad de derrumbe por sus abruptas laderas casi verticales y suelos inestables, con lo que se convierten en una potencial amenaza para la salud y la seguridad de los vecinos.
En algunos casos, el volumen de tierra extraído excede los niveles permitidos de extracción, lo que provoca el afloramiento del agua presente en la napa freática. Esto, sumado a la acumulación del agua de las precipitaciones, provoca la inundación de estos sitios que, en épocas de altas temperaturas, pueden confundirse con lagunas naturales y convertirse en balnearios improvisados con peligrosas corrientes internas donde el riesgo de muerte por accidentes y/o ahogamiento es elevado.
A su vez, pueden presentar residuos, materiales peligrosos y proliferación de vegetación en su interior, que en conjunto con una dinámica hídrica diferente los vuelven una amenaza difícil de percibir por la población en general. Por otro lado, el estancamiento de las aguas en estas condiciones puede derivar en la proliferación de vectores de enfermedades.
En este marco, la docente investigadora de la Universidad Nacional de La Plata y becaria doctoral CONICET, Esp. Arq. María Elisa Cremaschi, realizó un exhaustivo relevamiento de las canteras del Partido de La Plata en pos de formular estrategias de intervención para la recuperación y mitigación de estos espacios degradados.
El proyecto, que se encuentra en etapa de culminación, se desarrolla en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo a través del Instituto de Políticas del Ambiente Construido (IIPAC) UNLP-CONICET y en conjunto con el Instituto de Geomorfología y Suelos (IGS-CISAUA) UNLP.
En el Partido de La Plata hay, a la fecha, más de 140 canteras, producto de actividades extractivas profundas, que presentan características muy variables. Las superficies varían entre 0,1 y 21 hectáreas, mientras que las profundidades van de 1 a 20 metros aproximadamente, según registros del Instituto de Geomorfología y Suelos (IGS).
El área de estudio de la investigación de la Esp. Arq. María Elisa Cremaschi corresponde a la zona urbanizada Partido de La Plata, donde se sitúan las canteras que mayor potencial de amenaza para la salud y la seguridad de los vecinos presentan, por encontrarse capturadas por la trama urbana y linderas a urbanizaciones formales (abiertas y cerradas) y barrios populares relevados en el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP).
En la zona urbanizada del Partido de La Plata la investigadora identificó 58 canteras, muchas de las cuales se configuran como tierras vacantes, en estado abandonado y degradado, inmersas en el tejido urbano y sin propuesta de recuperación ni uso específico. Sólo 1 fue recuperada y corresponde a la denominada “Cantera de Gorina” donde se realizó una propuesta para llevar a cabo un parque urbano y un conjunto de viviendas acorde a las necesidades del entorno detectadas.
Luego analizar la múltiple información disponible y elaborar cartografía temática en sistemas de información geográfica, se procedió a catalogar cada una de las canteras en base a una metodología donde se diseñaron variables e indicadores específicos para establecer el grado de amenaza de cada una de las canteras estudiadas.
“Los resultados parciales que fueron alcanzados hasta el momento señalan que el 30% posee un grado de amenaza alto a muy alto, un 49% posee un grado medio, un 16% un grado bajo y sólo un 5% posee muy baja amenaza. De esta manera, se puede evidenciar que las canteras de la zona urbanizada del Partido de La Plata representan un potencial riesgo para la salud y seguridad de los vecinos circundantes. Ello se traduce en 387 hectáreas de actividades extractivas profundas sobre el área urbanizada del Partido de La Plata que representan un potencial riesgo para la salud y seguridad de los vecinos circundantes. Tal es el caso reportado el pasado domingo 26 de noviembre donde se lamentaron tres pérdidas humanas en una de las canteras clasificadas con grado de amenaza alto a muy alto en la delegación de Villa Elvira”, señala la Arq. Cremaschi.
De esta manera, según el grado de amenaza detectado en las 58 canteras analizadas, la investigadora explicó que se propondrán estrategias de intervención estableciendo prioridades de acción cuyos resultados servirán de gran ayuda a los organismos encargados del manejo de estas áreas para las propuestas de actividades de recuperación a corto, mediano y largo plazo.
La Arq. Cremaschi considera que este tipo de investigaciones realizadas en el marco de la UNLP – CONICET son de gran utilidad a la hora de pensar en el desarrollo urbano sustentable, ya que “permiten obtener una mirada integral de gran importancia para la planificación y el ordenamiento territorial frente a la compleja problemática de degradación ambiental que atraviesa el área de estudio en cuestión”.