Juicio Hogar Casa de Belén y operativos represivos

El juicio trata de dos hechos represivos sucedidos los días 15 y 16 de marzo de 1977, que tienen en común la participación de efectivos de la Dirección General de Investigaciones y la Brigada de Investigaciones de Lanús. Surgió a partir de la investigación de enterramientos N.N. en cementerios de la zona sur del conurbano. En el proceso de identificación de cuerpos, se detectaron estos dos operativos.

El 15 de marzo de 1977, en horas de la madrugada, fuerzas conjuntas integradas por personal policial perteneciente a la Dirección General de Investigaciones y la Brigada de Investigaciones de Lanús y del Ejército Argentino, rodearon un domicilio ubicado en la calle Nother entre Santa Cruz y Tierra del Fuego del Barrio San José, partido de Almirante Brown. Allí residía Vicenta Orrego Meza de Ramírez junto a sus tres hijos: Alejandro Mariano, María Ester y Carlos Alberto Ramírez, de dos, tres y cinco años respectivamente. La familia llevaba un tiempo viviendo en distintos lugares para escapar de la persecución policial luego que el esposo de Vicenta, Julio Ramírez Domínguez, fuera detenido por su militancia como presidente de una asociación de fomento barrial y conducido a la Unidad 9 de La Plata. En la casa también se encontraban María Florencia Ruival y José Luis Alvarenga, dos militantes de la organización Montoneros que llegaron a la casa escapando de la persecución.

Sin alertar sobre su presencia, sin intimar la entrega de los moradores, sin identificarse y de manera sorpresiva, las fuerzas represivas abrieron fuego contra el inmueble. Aproximadamente quince minutos después de iniciados los disparos, quienes estaban dentro de la casa solicitaron un alto el fuego para poder evacuar a los niños que estaban en la vivienda. Primero fueron evacuados los mayores, Carlos y María Ester, y finalmente salió del domicilio la propia Vicenta con un trapo blanco y cargando a Mariano en brazos. Luego de entregar a su hijo a un policía, fue ultimada de un disparo en la cabeza. Inmediatamente después se reanudó e intensificó el fuego sobre la finca que incluyó un disparo con lanzacohetes o una rama similar. Finalmente, personal policial ingresó al domicilio y remataron a María Florencia Ruival y a José Luis Alvarenga –quienes presumiblemente yacían heridos-, efectuándoles disparos en la cabeza. Los cuerpos de María Florencia Ruival, José Luis Alvarenga y Vicenta Orrego Meza fueron enterrados como N.N. en el Cementerio de Rafael Calzada.
En tanto, Carlos, María Ester y Mariano Ramírez quedaron abandonados en un baldío lindero, de donde fueron rescatados por una familia vecina, que los cuidó hasta que, sin saber qué hacer con ellos, los llevaron a la Comisaría Comisaría de Adrogué. El titular de esa dependencia los puso a disposición del Tribunal de Menores N° 1 de Lomas de Zamora, a cargo de la jueza Martha Delia Pons (fallecida) y la secretaria Nora Susana Pellicer. A pesar de conocer sus identidades, fueron entregados como N.N. al Hogar Casa de Belén, una organización ligada a la Iglesia Católica, donde fueron inscriptos con el apellido de los cuidadores de la institución.

Mientras permanecieron en ese lugar, les hijes de Vicenta Orrego y Julio Ramírez fueron sometidos a malos tratos y abusos sexuales. Además, el Tribunal de Menores negó sistemáticamente la entrega de los chicos a la familia paterna, concretamente a una tía que viajó expresamente para recuperarlos. Finalmente los menores fueron entregados al padre, quien debió emigrar a Suecia al serle otorgada la opción de salir del país, poco después de retornar la democracia.

El segundo hecho, sucedió el 16 de marzo de 1977, aproximadamente a las 12.00 horas, fuerzas conjuntas integradas por personal de la provincia de Buenos Aires y el Ejército Argentino, rodearon una finca ubicada en Ascasubi y Camino de Cintura, Llavallol. La vivienda era propiedad de Pedro Juan Berger, padre de María Antonia Berger, sobreviviente de la masacre de Trelew, quien residía allí en compañía de otras dos personas, Narcisa Adelaida Encinas y una persona que no ha sido identificada, pero que podría ser Andrés Steketee. Sin intimación previa, las fuerzas represivas comenzaron a disparar contra la vivienda y no cesaron aún a pesar de la rendición de sus ocupantes. Las víctimas fueron acribilladas y, luego de ello, los efectivos arrojaron explosivos provocando la destrucción de la vivienda. Los cadáveres fueron enterrados como N.N. en el cementerio Municipal de Lomas de Zamora.