Las chinches como control biológico de plaga que afecta al tomate

    Las chinches son insectos que no suelen tener buena prensa, si a cualquiera de nosotros nos preguntan ¿qué sabemos sobre ellas?, ¿cuántas especies hay? o ¿qué función cumplen en el ecosistema? seguramente no podremos responder. Un equipo de científicos de la Universidad Nacional de La Plata, especializado en chinches, estudia su diversidad en la Argentina y en Sudamérica, para responder todos estos simples interrogantes.

    Las chinches son muy diversas, en Argentina existen cerca de 2200 especies, hay acuáticas y terrestres, y con distintos hábitos alimenticios (fitófagas, hematófagas, predadoras). Algunas especies de hábitos hematófagos trasmiten enfermedades, por ejemplo las vinchucas que son vectores de la enfermedad de Chagas- Mazza. Mientras otras, como la chinche predadora Zelus  pedestris, puede ser muy beneficiosa como control biológico de plagas en las plantaciones de tomate.

    Esa variedad mencionada antes, hace que las chinches sean importantes en muchísimas redes tróficas, por lo tanto en muchos ecosistemas porque además de sus distintos hábitos alimenticios viven en lugares diferentes. Algunas lo hacen en el suelo tanto entre la hojarasca como enterradas; hay especies que viven en las copas de los árboles y otras en la corteza de los troncos, algunas en madrigueras de aves y mamíferos, otras especies se han encontrado en nidos de avispas, hormigas y termitas; algunas viven ocultas en las hojas de pastos, o en las hojas de palmeras, incluso de muchas no se sabe dónde viven.

    Las especies más conocidas son las que aparecen en casas o cultivos porque algunas especies aprovechan la disponibilidad de alimento y hacia ahí van. A determinadas especies predadoras, se las estudia como posibles controladores biológicos de plagas. 

    El minador del tomate, Tuta absoluta (Meyrick) (Lepidoptera: Gelechiidae), es una plaga clave del tomate en Sudamérica, que daña cultivo en la fase larvaria ya que mina preferentemente las hojas y los frutos.

    En Argentina, T. absoluta ha sido una de las amenazas más importantes para la producción de tomate desde hace más de 4 décadas.  El control del minador del tomate en Argentina se basa principalmente en el uso de plaguicidas sintéticos. Pero el uso excesivo del control químico ha demostrado ser ineficaz, ya que las larvas se ocultan en los tejidos de las plantas, los insecticidas perturban la acción de los enemigos naturales y un uso imprudente tiende a inducir resistencia a los insecticidas en las poblaciones.

    Por estas razones  se hacen necesarias técnicas de control no químicas, como el control biológico, por ejemplo mediante insectos predadores que podrían producirse comercialmente.

    Un equipo internacional integrado por investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y de la Fundación Miguel Lillo de Tucumán de Argentina  y de la Universidad de Tuscia de Italia realizó la búsqueda de métodos alternativos de control del minador del tomate. La Dra. María Cecilia Melo, una de las autoras locales del trabajo,  explicó: “nos centramos principalmente en la búsqueda y selección de potenciales agentes de control biológicos. Durante el seguimiento de plantas de tomate infestadas con T. absoluta y plantas de maíz cultivadas en huertos familiares en San Miguel de Tucumán (Argentina) , observamos la presencia de una chinche autóctona predadora de diversos insectos móviles, como pulgones y chicharritas”. 

    “En el Museo de Ciencias Naturales de la UNLP, logramos identificar a esta especie de chinche predador como Zelus  pedestris (Hemiptera: Reduviidae) una especie poco conocida, pero ya registrada en la Argentina. Este reconocimiento fue realizado mediante el uso de bibliografía y la comparación de individuos recolectados en el campo con especímenes depositados en las colecciones del Museo. Los representantes de esta familia se conocen como chinches asesinas depredadores polífagos de otros artrópodos y que con frecuencia se especializan en un determinado grupo de organismos presa, como termitas, hormigas o milpiés”.

    Durante la investigación se expuso a  individuos de T. absoluta criados en laboratorio en diferentes fases de desarrollo a adultos de Z. pedestris para comprobar su acción depredadora. Mediante varios ensayos, pudieron comprobar que esta chinche es muy hábil para capturar especímenes en movimiento como polillas adultas y larvas móviles, pero no así para detectar los huevos de la plaga. La preferencia mostrada por Z. pedestris indicaría que este depredador podría ser miembro de un complejo de enemigos naturales en los cultivos de tomate.

     La importancia de la biodiversidad

    Los insectos sustentan el funcionamiento de la biosfera, mediando en la polinización, la arquitectura de las plantas y el ciclo de nutrientes, entre otros muchos procesos vitales del ecosistema. Aunque los insectos han colonizado casi todos los nichos y son el grupo más importante en términos de diversidad específica, han sido ignorados en gran medida en los estudios sobre conservación. El promedio de las estimaciones de estimaciones sugieren que podría haber 5,5 millones de especies de insectos en todo el mundo.

    En la actualidad existe un fuerte consenso científico de que el declive de los insectos y de la biodiversidad en su conjunto, es una grave amenaza que la sociedad debe abordar urgentemente, y que una gran parte de las especies se extinguirá en las décadas actuales y venideras debido a acciones antropogénicas. Dada la importancia de los insectos en muchos ecosistemas, detener e invertir esta tendencia es una de las tareas más importantes de la conservación a nivel mundial.

    El equipo de científicos del laboratorio de Sistemática y Ecología de Heteroptera Neotropicales del Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP, desde diferentes puntos puntos de vista y metodologías, trabaja para conocer y determinar la diversidad de chinches en la Argentina y en la región Neotropical. Este equipo está integrado por los Dres. Pablo Dellapé, Sara Montemayor, María Cecilia Melo, investigadores de CONICET, y la Dras. Valentina Castro-Huertas y Eugenia Minghetti, becarias postdoctorales CONICET, los Lic. Dolores M. Goñi y Javier Amaru Castelo, becarios doctorales CIC y CONICET, respectivamente, y ex becarios pero aún vinculados con proyectos en ejecución, la Dra. Leonela Olivera y el Lic. Pablo Varela.

    Etiquetas: