Entregó su mensaje Urbi et Orbi dentro de la Basílica de San Pedro, al igual que el año pasado, debido a las medidas de seguridad del coronavirus.
El Papa Francisco dijo que Cristo Resucitado da esperanza y consuelo a quienes sufren la pandemia, a los enfermos y a quienes han perdido a un ser querido. También oró para que el Señor pudiera “sostener los valientes esfuerzos de médicos y enfermeras”.
Destacó que todos, especialmente los vulnerables, necesitan asistencia y tienen derecho a la atención, y las vacunas son fundamentales. Hizo un llamamiento a la comunidad internacional para “comprometerse a superar los retrasos en la distribución de vacunas y facilitar su distribución, especialmente en los países más pobres”.
Demasiadas guerras y demasiada violencia azotan nuestro mundo, lamentó el Papa. Oró: “Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a superar la mentalidad de la guerra.
Que los prisioneros de los conflictos sean liberados en el este de Ucrania y Nagorno-Karabaj, agregó, y que se frene la carrera armamentista.
Recordó que el domingo 4 de abril se conmemora el Día Internacional de Concienciación contra las minas terrestres antipersonal y dijo que estos “artefactos horribles e insidiosos” matan o mutilan a muchas personas inocentes cada año.
También enfatizó “¡cuánto mejor sería nuestro mundo sin estos instrumentos de muerte!