Algunas Ideas para la Reforma del Estatuto

Debo reconocer que tengo cierto sentimiento de respeto y afecto por el Estatuto de la Universidad. Muchos de los que iniciamos los estudios universitarios allá por 1968, asociamos el retorno a la democracia en 1983 con la normalización universitaria y con la recuperación de los principios de la Reforma Universitaria, muchos de los cuales están presentes en el Estatuto de la UNLP.
Hecha la aclaración, me considero un partidario de su reforma porque creo que es perfectible. Es bueno que las Instituciones sean capaces de revisar, actualizar y mejorar periódicamente las leyes fundamentales que las rigen.

Haciendo un análisis conceptual de la posible reforma del Estatuto, considero que:
a) Contiene principios básicos que debemos preservar y reforzar. La función social de la Universidad, la autonomía, la gratuidad de la enseñanza, el cogobierno, la integración de docencia, investigación y extensión y el acceso a los cargos docentes por concursos públicos son algunos de estos pilares institucionales que no debieran cambiar.
b) Existe un primer nivel de modificaciones que hacen al funcionamiento de la Universidad: agilizar procedimientos, mejorar la gestión administrativa, incrementar el acceso a la información y trasparentar la gestión. Seguramente en este nivel habrá consensos.
c) En un segundo nivel ubicaría las mejoras relacionadas con la incorporación de tecnología: mecanismos de participación directa de los claustros, digitalización de expedientes, E-government y E-Learning son ejemplos. Una Universidad moderna requiere cambios en esta dirección.
d) En un tercer nivel de complejidad están decisiones tales como agregar la Transferencia de Tecnología como cuarto rol complementario de Docencia, Investigación y Extensión, incorporar los procesos de Articulación con la Escuela Media a los objetivos de la Universidad o discutir las condiciones de estabilidad en los cargos docentes. Estos temas requieren un análisis cuidadoso y una visión integral de la Universidad para proponer los cambios.
e) En el último nivel (aunque posiblemente sea el componente que más se visualice en la reforma) pondría las discusiones “políticas”: el modo de participación de los no-docentes, los mecanismos de cogobierno, el número de representantes por claustro en los Consejos Académicos y en el Consejo Superior, la representación de mayorías y minorías son algunos ejemplos. Aquí creo que es necesario plantear las posiciones con claridad y estar dispuestos a convivir con los disensos y los intereses, buscando lo mejor para la UNLP.

Un punto muy importante es el proceso de reforma: lograr una participación intensa de los claustros, producir una discusión ordenada de las ideas sin dogmatismos, elaborar propuestas desde las Facultades, poder distinguir lo esencial de lo accesorio y ser capaces de integrar enfoques, ideas e instrumentos es el desafío que nos espera.
Esta construcción requiere dar pasos consensuados, coordinados con un funcionamiento normal del Consejo Superior, y transmitir a toda la Universidad en cada reunión del mismo los avances en la discusión de las modificaciones al Estatuto.
Así lograremos un cambio positivo que se proyecte más allá de una gestión o una situación política particular y que será visualizado positivamente por la sociedad toda.