8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

En vísperas de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, vale la pena compartir unas reflexiones desde nuestro ámbito universitario, acerca del lugar que ocupamos las mujeres en este tiempo histórico. Este domingo 8 de marzo habrá seguramente campañas publicitarias, discursos que tergiversan el significado de esta fecha, y una amplia oferta de artículos femeninos para consumir entre otras propuestas que dispersan la atención y simplifican el profundo contenido político que tiene este día para quienes somos mujeres trabajadoras, militantes convencidas de la necesidad de reivindicar este día y todos los días una serie de conquistas de derechos civiles, políticos y sociales por los cuales muchas mujeres vienen luchando desde hace más de un siglo en el mundo.

Nuestro presente aún contiene relaciones y prácticas sociales que abiertamente se oponen al reconocimiento de la lucha y las conquistas que las mujeres pioneras ganaron para el género. Asistimos a un tiempo histórico en el cual existen tramas vinculares que objetalizan y cosifican el lugar de las mujeres, asumiendo múltiples expresiones: la fama inmediata, la popularidad en los medios, los abusos de toda índole, la explotación en sus diversas formas, la pobreza extrema, el maltrato y la violencia, por citar algunas de ellas. Estas relaciones afrentan la dignidad de miles de mujeres en el mundo entero y por supuesto, en nuestro país también.
Queremos compartir esta fecha recreando las principales conquistas femeninas de principios del siglo XX: el derecho a voto, a la ocupación de cargos públicos, a la formación profesional, al trabajo y a la no discriminación, a la identidad de género, entre otras. Si bien mucho se ha avanzado, ya que hoy tenemos mujeres presidentas, profesionales, decanas, y figuras públicas en diversas actividades, nos preocupa la persistencia de prácticas de cosificación y discriminación, sumada a ideologías sexistas y a las violencias de género que se oponen al reconocimiento efectivo de nuestra condición como mujeres.

Asimismo, nuestro Honorable Consejo Superior se pronunció en 2010 a favor de un cambio en la legislación nacional en el sentido de la despenalización de la interrupción de embarazos, y a favor del aborto legal, seguro y gratuito; propiciando políticas de educación sexual y prevención de embarazos no deseados mediante el acceso a programas y servicios de salud reproductiva que aseguren la igualdad de género. Pronunciamiento que volvemos a reforzar en tanto no se ha logrado materializar esta conquista en una legislación y en políticas públicas orientadas desde este enfoque.

Este escenario nos convoca una vez más a sostener el compromiso en la lucha reivindicativa en pos de alcanzar formas de sociabilidad más justas e igualitarias, fortaleciendo el carácter democrático de la vida social. Por ello proponemos conmemorar este 8 de marzo propiciando una actitud reflexiva y problematizadora respecto de las transformaciones por producir en pos de avanzar en el reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos de las mujeres.


Mg Verónica Cruz
Directora Gral de Derechos Humanos
UNLP


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