Homenaje a Joaquín Víctor González
El 21 de Diciembre de 1923 fallecía en Buenos Aires, el Dr. Joaquín V. González, destacado político, constitucionalista, pedagogo, jurista, patriota, universitario y poeta. Nativo de nuestra tierra riojana, un hombre que le dejó mucho a su provincia y también a lanación argentina.
Nació este ilustre y distinguido argentino en Nonogasta, departamento de Chilecito, provincia de La Rioja, el 6 de marzo de 1863.
Cursó sus estudios secundarios en Córdoba. Allí se inicia en el periodismo y literatura, cuando apenas cuenta 19 años. Dos años después dicta cátedras de Historia, Geografía y Francés en la Escuela Normal de Maestras de Córdoba, mientras sigue estudiando en la Universidad de San Carlos, donde se recibe de Doctor en Jurisprudencia a los 23 años. A esa misma edad es Diputado por La Rioja. Escribe a los 25 años “La Tradición Nacional” y poco después “Mis Montañas”. A los 26 años siendo Gobernador de La Rioja contrae enlace con Amalia Luna Olmos, perteneciente como él a una tradicional familia provinciana y destacada pianista. De su matrimonio nacieron 10 hijos: César, Hortensia, Carlos Alberto, Héctor, Esther, Julio V., Jorge, Cecilia, Amalia y Estela.
Siguiendo con su fructífera vida, ingresa en La Prensa como periodista. Llega al Congreso Nacional en cuatro ocasiones, es nombrado Ministro del Interior en 1901. Ingresa como docente universitario, inaugurando la primera cátedra de Legislación de Minas, creada por ley dentro del Plan de estudios de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Resultó así el fundador de la Cátedra y la única autoridad en la materia, por ser sencillamente el autor del único libro de texto sobre minas hasta ese momento. Para aceptar la cátedra pide permiso a la Cámara de Diputados, de la que forma parte; es un exceso de humildad que muestra los quilates de su envergadura ética y moral de la función pública.
Proyecta dos años más tarde las Reformas del Código de Minería, convertidas en ley con posterioridad. Es nombrado Ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1904 y funda la Universidad Nacional de La Plata en 1905. En 1907 es elegido Senador Nacional y siguiendo con su producción escrita publica: “Manual de la Constitución Nacional”, “Patria”, “Historias”, “Enseñanza obligatoria”, “Legislación de Minas”, “Debates constitucionales”, “Los tratados de la Paz”, “Proyecto de la Ley Nacional de Trabajo”, “Educación y gobierno”, “La Universidad Nacional de La Plata”, “Política espiritual”, “El Juicio del Siglo”, “Bronce y Lienzo”, “Fábulas nativas”, “Cien poemas de Kabir”, “Hombres e ideas educadoras”, “El Senado Nacional”, “Patria y Democracia”, etc.
Su multifacética producción literaria contiene páginas señeras, de honda serenidad y belleza. Su claro pensamiento rector, su riqueza de imágenes, sus profundas meditaciones, sus notables descripciones, sus nutridas aplicaciones en obras intelectuales nos muestran un escritor de fundamentos.
En su inagotable labor pasa a ser redactor de “La Nación” y catedrático fundador de Derecho Constitucional y de Derecho Internacional e Historia Diplomática, en La Plata.
Proyecta el Código de Trabajo que pone al país a la altura de las nuevas tendencias de la época, y aún cuando no llega a sancionarse en bloque sirve como base para la elaboración de las primeras leyes obreras de nuestro país, revelando en sus ideas una comprensión moderna de los problemas sociales: días de descanso, reglamentación del trabajo de menores, del contrato de trabajo, el salario de la moneda nacional, seguro contra accidentes de trabajo, el trabajo de los indios, la Junta Nacional de Trabajo que dio origen al Ministerio de Trabajo.
El Código de J.V.González fue la matriz fecunda de nuestra legislación obrera. Trabajó por el bienestar de los obreros; surgieron las siguientes leyes: descanso dominical, ley 4661, del trabajo de mujeres y niños, Accidentes de Trabajo, ley 9688 y 9148.
En 1887, en el Art.53 de su proyecto de Constitución para la Rioja, al referirse al voto propone: “Será secreto y depositado en la urna envuelto o doblado, de modo que no sepueda leer lo que contiene…” El 27 de agosto de 1902, siendo Ministro, proyectó el artículo 84 de la ley de elección que decía: “El voto es secreto e inviolable, serádepositado personalmente por el elector…”.
La polifacética personalidad de J.V.Gonzálezhace que lleve a cabo también la Traducción de los Rubáiyat de Omar Khayyam (obra maestra que se refiere a la brevedad de la vida y lo efímero de los placeres) y se transforme en traductor del inglés al español de Rabindranath Tagore en “Cien Poemas de Kabir”.
Formó parte con Mitre, Pellegrini, Obligado y otros destacados intelectuales, de la mesa de primeros académicos, apenas fundada la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Fue presidente de la Universidad Nacional de La Plata durante 12 años consecutivos, en los que dedicó sus mayores desvelos de intelectual y patriota insigne.
En Samay Huasi, su casa de descanso, donde Joaquín Víctor González se sustraía frente al majestuoso paisaje andino a toda vana ostentación, dedicándose a la meditación y al gozo creador, escribió el ciclópeo pensador, en el frente granítico de su austera morada:
“Nada ni nadie podrá hacerme mal, ni perturbar el goce de mi ciencia”. Y ciertamente fue así. Su inconmensurable figura de patriota, sabio, intelectual, estudioso y pensador incansable no fue perturbada por nada ni nadie.
También en Samay Huasi disfrutaba en cultivar sus amadas rosas. En su diario íntimo decía:
“ Y mientras voy podando al azar mis rosas, ellas me van diciendo cosas… maravillosas.
Asimismo, al observar las noches estelares, el ritmo del Cosmos, expresó:
“Y allí, tan cerca de los astros, de la sombra infinita, de la nada pavorosa y absorbente, he deseado mil veces tender los brazos y arrojarme inerme en el vacío”
Por último en su lecho de enfermo le dijo a sus hijos:
“He dedicado mi vida al servicio del país, eso me impide dejarles bienes materiales, pero les dejo mi nombre limpio”.
Y como sobresaliente político que fue, exhortó:
“Solo exigiré a mi pueblo, me conserve en su memoria como un servidor desinteresado y humilde que solo busca en la vida pública la felicidad y la gloria de su patria y para sí mismo la apacible aureola de un hombre honrado”.
Joaquín V. González falleció el 21 de diciembre de 1923, en la modesta casa que habitaba en las Barrancas de Belgrano, en Buenos Aires. Sus restos reposan aquí, en Chilecito, enmarcados en la incomparable belleza del paisaje de su tierra natal.
La totalidad de su vasta obra fue recogida en una edición sancionada por Ley del Congreso Nacional de 1934, a propuesta de la Universidad Nacional de La Plata y consta de 55 títulos clasificados en: Jurídicos; Políticos; Educativos y Literarios; y reunidos en 25 tomos.
El mejor homenaje que las nuevas generaciones pueden rendir a Joaquín V. González es el de conocer mejor su obra cultural, para valorar su figura incomparable en toda su profundidad y en toda la amplitud de su proyección.
Guía del Museo Samay Huasi
Chilecito, La Rioja, Rep. Argentina
crisgdiaz@yahoo.com.ar