Para quienes deben dejar sus lugares de origen para trasladarse a La Plata, la nueva experiencia se vuelve más intensa y puede resultar muy enriquecedora a nivel personal. De todos modos, la convivencia con otros compañeros y con los docentes influye, en líneas generales, en todo el conjunto de alumnos que cursan una carrera en alguna de las 17 facultades con que cuenta esta casa de estudios.
El compromiso y la vocación son fundamentales para estudiar una carrera universitaria. Esto marca una diferencia esencial con el secundario, donde la responsabilidad descansa, en mayor medida, en el docente. El alumno puede pasar por esta etapa de su formación sin haberse involucrado demasiado. La vida universitaria, en cambio, trae consigo nuevas exigencias que sólo pueden ser afrontadas y superadas si se entiende al estudio como un esfuerzo que jamás puede resignarse.
Comenzar a desarrollar una vida universitaria implica para lo jóvenes asumir una serie de responsabilidades y compromisos, estrechamente relacionados con la vida adulta. Un desafío lleno de interrogantes. Esto se vuelve mucho más determinante en los estudiantes que llegan desde otros puntos del país o del extranjero. La ausencia de la familia o los afectos en general, se convierte en toda una prueba de carácter que deben superar cotidianamente.
Desde un principio, el aspirante a entrar en la Universidad Nacional de La Plata debe dedicar una importante cantidad de tiempo a informarse sobre la carrera que pretende seguir, conocer la facultad en la que va a cursar y relacionarse con otras personas en su misma situación, así como con el personal docente y no docente de la institución.
En el orden puramente académico, los estudiantes se enfrentan al desafío de responsabilizarse de sus cursadas, al contacto con el conocimiento, el trabajo con sus compañeros y las evaluaciones. En esta nueva etapa, el estudio tiene mucha más vinculación con sus propias expectativas que con el cumplimiento de una etapa de formación educativa.
La vocación juega un rol fundamental en la permanencia de un alumno en la Universidad. De ella depende el compromiso de cada alumno con la carrera que eligió. Cuando la elección ha sido la correcta, porque responde a un deseo genuino, el esfuerzo que haya que hacer para sacar adelante las asignaturas tendrá un peso menor. De ahí la importancia de no colocar en primer término los intereses monetarios a la hora de escoger un futuro profesional. Hay una diferencia fundamental entre “hacer lo que uno quiere” y “querer lo que uno hace”.
El carácter gratuito de nuestra universidad pública hace que muchas veces se deje de lado que esto sólo ocurre en algunos países de América Latina: Uruguay, México y Argentina. En el resto de los países americanos las universidades públicas son de gestión privada, con una marcada visión mercantilista de la enseñanza superior. Se trata de un privilegio que es necesario defender todos los días.
Nuestra comunidad universitaria se ha forjado en el pleno convencimiento de que el modelo reformista —público, gratuito, autónomo, cogobernado y libre— es el modelo para construir una Universidad que iguale las oportunidades de progreso y sea una herramienta indispensable para el desarrollo del país. Es por ello que la UNLP garantiza el acceso a los estudios universitarios para todo aquel que demuestre voluntad de estudiar como herramienta fundamental de inclusión social, equidad e igualdad de oportunidades.
El aporte de toda la sociedad permite sostener una institución que ha formado, y continúa formando, profesionales del más alto nivel académico, reconocidos a nivel nacional e internacional. La UNLP entiende a la educación como bien social ineludible, en el que un conjunto heterogéneo de ideologías, procedencias sociales, culturales, religiosas o sexuales conviven, reflexionan, aprenden y crecen, conformando una misma comunidad universitaria.