Un juicio para echar luz sobre “La Noche de los Lápices”

    “Eros Amilcar Tarela, alias ‘Himler’ o ‘El loco’, fue uno de los que entró a mi casa y  coparticipó del secuestro de los chicos en La Noche de los Lápices; era subcomisario de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dependía del comisario general Etchecolatz”. De esa forma, Pablo Díaz, sobreviviente del grupo de estudiantes secuestrados, denunció hace 13 años en el Juicio por la Verdad a uno de los hombres que fue a juicio en el proceso que arrancó el año pasado y en el que se juzgan los delitos perpetrados contra 281 víctimas por parte de 26 imputados en centros clandestinos y en distintos operativos de la represión ilegal en La Plata y el Gran Buenos Aires.
    “En el juicio a los culpables mi responsabilidad de andar testimoniando no es agradable pero es justa. Y la responsabilidad, perdónenme, que tienen ustedes, los jueces, no es la impunidad sino el castigo”, agregó Díaz, tras relatar el periplo de sus compañeros de cautiverio, varios de ellos estudiantes secundarios.
    Cuando Díaz declaró en 1998, los crímenes de la dictadura estaban ocultos en el silencio que garantizaban las leyes de impunidad.
    Por eso, la puesta en marcha del juicio oral por los crímenes en parte del denominado Circuito Camps (en alusión a quien fue jefe de la Policía bonaerense, el condenado coronel Ramón Camps) hará realidad, en parte, aquél reclamo. Los imputados que afrontarán el juicio oral son el abogado Jaime Lamont Smart, los militares Ibérico Saint Jean, Agustín Arias Duval y Rodolfo Campos (se duda de la presencia de los tres por sus problemas de salud), y los policías bonaerenses Miguel Etchecolatz, Jorge Bergés (médico), Eros Amílcar Tarela, Domingo Almeida, Hugo Guallama, Luis Patrault, Norberto Cozzani, Sergio Verduri, Roberto Cabrera, Santiago Antonini, Rubén Páez, Miguel Kearney, Pedro Ferriole, Jorge Lencinas, Carlos García, Horacio Luján, Fernando Svedas, Jesús Corrales, Raúl Machuca, Julio Argüello, Mario Sita y Roberto Grillo.
    Esa nómina es apenas una pequeña porción de los represores que tuvieron responsabilidad en la comisaría 5ta, los centros clandestinos de Arana, las brigadas de La Plata y San Justo, la subcomisaría de Don Bosco (Quilmes) y el Destacamento Caminero de Martínez. Las 281 víctimas de la causa también son una ínfima parte de las consecuencias de la última dictadura en esta zona. Entre ellas, se incluyen en el juicio los casos de 18 niños apropiados.
    Las desapariciones de los estudiantes secundarios Horacio Ángel Úngaro (Normal 3), María Claudia Falcone (Bellas Artes), Claudio De Acha (Colegio Nacional), Francisco López Muntaner (Bellas Artes), Daniel Racero (Normal 3), Víctor Treviño (Colegio España) y María Clara Ciocchini (ex Normal de Bahía Blanca), y los secuestros de Gustavo Calotti (Colegio Nacional), Emilce Moler (Bellas Artes) y Pablo Díaz (Colegio España), algunas de las víctimas de La Noche de los Lápices, serán parte de ese proceso judicial y harán pública una vez más la necesidad de hablar sobre la complicidad de las autoridades educativas en la represión ilegal.
    La comunidad de la Universidad Nacional de La Plata tiene 765 víctimas asesinadas y/o detenidas desaparecidas durante el terrorismo de Estado. El veterinario Guillermo Gallo, quien asumió como inteventor el 14 de septiembre de 1976, justo 48 horas antes de que comenzaran los secuestros de lo que hoy se recuerda como La Noche de los Lápices, fue el rector de la UNLP hasta el fin de la dictadura. “Nuestra meta, tal como la explicaba el Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional el 24 de Marzo de 1976 era, entre otras, erradicar la subversión”, dejó asentado Gallo en la Memoria 1976-1982 de la UNLP.
    La esposa de Gallo, Susana Fitipladi Garay, bautizada por los estudiantes como La Gallina, era en 1976 la vicedirectora del Bachillerato de Bellas Artes, al que pertenecían Falcone, López Muntaner y Moler, secuestrados entre el 16 y el 17 de septiembre. Dos meses después, el 17 de noviembre, desapareció la directora del Bachillerato durante 1973 y 1974, la profesora de Historia Irma Zucchi. “Cuando empezaron a faltar los chicos le poníamos ausente pensando que faltaban por una enfermedad o faltaban porque tenían que faltar o querían faltar; para colmo coincidía con el día de la primavera, que los chicos generalmente salen y, bueno, podían faltar así…”, explicó La Gallina en su declaración en el Juicio por la Verdad, en 2001, cuando los jueces de la Cámara Federal le preguntaron si tenía conocimiento sobre el destino de los estudiantes desaparecidos. “Fue una sorpresa tan grande…”, agregó la mujer.
    Su marido, el rector Gallo, también tuvo que declarar en el Juicio por la Verdad. Lo hizo en junio de 1999 y reconoció: “Existía una fluida relación con las autoridades en ese momento”. Los documentos de inteligencia de la Policía bonaerense incorporados en la causa Camps confirman aquél vínculo, con pedidos secretos a las facultades para que les remitan nóminas de profesores y alumnos, con su número de documento, domicilio y teléfono.