El homenaje a un presidente humanista

    El Dr. Alfredo Lorenzo Palacios nació en Buenos Aires a fines del siglo XIX, abogado de profesión, supo tener en la puerta de su casa una placa con la leyenda «Abogado. Atiende gratis a los pobres». Además ostenta el título de ser el primer diputado socialista electo en toda América con tan sólo 26 años. A partir de allí su vida giró en torno a su actividad política y académica.

    En la arena política fue varias veces diputado y senador nacional, impulsando desde su banca una innumerable cantidad de leyes en torno a los derechos de los trabajadores, las mujeres y los niños. Algunos lo señalan como el iniciador de la legislación social de nuestro país. También presentó numerosos proyectos en favor del patrimonio y la soberanía nacional, contra el  monopolio del transporte y de los frigoríficos, y por la nacionalización del petróleo, de los ferrocarriles y de la tierra, que lo señalan como uno de los legisladores más importantes de la historia. Su profundo sentimiento  latinoamericanista lo llevó a promover la creación de la Unión Latinoamericana, organismo que presidió durante varios años.

    En su faceta académica fue un activo impulsor de las ideas de la Reforma Universitaria de 1918, lo que le valió que el Primer congreso Iberoamericano de Estudiantes de 1925 lo declare «Maestro de la juventud», entre otras distinciones de Universidades Latinoamericanas. Como docente se desempeñó en distintas cátedras de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, de la cual fue elegido Decano, por profesores y alumnos, en 1922.

    Sobre la base de las ideas de la Reforma llevó adelante su mandato al frente de esta Unidad Académica entre junio de 1922 y mayo de 1925, manifestando la necesidad de renovar los métodos de enseñanza y promoviendo la implementación de seminarios y laboratorios, así como modificaciones «desde el punto de vista de la  orientación educativa con un contenido ético e idealista»1. Las mismas ideas y su labor parlamentaria le bastaron para que sus pares lo eligieran en 1941 como Presidente de la Universidad Nacional de La Plata.

    En este cargo se desempeñó entre junio de 1941 y octubre de 1943, promoviendo una Universidad con un espíritu humanista a partir de la creación de la cátedra Cultural Universitaria, plan que brindaba a los  estudiantes de las distintas carreras una base humanística general. Además propició la vinculación con los graduados por medio de cursos y congresos periódicos y la creación del Instituto del Teatro de la UNLP, que buscaba generar un espacio cultural con un fin social.
    Su vocación continental lo llevó a proyectar la creación del Instituto Iberoamericano de la UNLP, que se proponía estimular las investigaciones  de problemas comunes, así como impulsar los ideales, tradiciones y solidaridad continental. Propició además estudios de urbanismo, seguridad social, la creación del Instituto de Aeronáutica, la sección  niñas de la Escuela Graduada Joaquín V. González y la incorporación de la casa de descanso de Samay Huasi en Chilecito, La Rioja.

    El golpe de estado de junio de 1943 puso a la Universidad y a Palacios en un momento crítico. Desde el  Ministerio de Justicia e Instrucción Pública le solicitaron, en octubre de ese año, la cesantía de varios  profesores que habían firmado una solicitada en contra del gobierno de facto lo que motivó su renuncia indeclinable. A partir de allí su carrera lo llevó a ser embajador, convencional constituyente, candidato a presidente y nuevamente senador. Este notable político, catedrático, escritor y militante murió el 20 de abril de 1965 cuando todavía era diputado nacional.

    La Universidad Nacional de La Plata en su centenario 1897-1997. Abril de 1998. Dir: Enrique Barba

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