19 de octubre: Día mundial contra el cáncer de mama

    Por Luciano Cermignani, médico especialista en oncología
    Docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP

    El cáncer de mama es la causa más común de muertes relacionadas con el cáncer entre las mujeres y se presenta con mayor frecuencia en posmenopáusicas mayores de 50 años.

     Una de cada 8 mujeres desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida. La historia familiar de cáncer de mama y de otros tumores constituyen un factor importante respecto al riesgo de desarrollar la enfermedad. En los últimos tiempos, las muertes por este tipo de cáncer han disminuido debido a la detección precoz y a las mejoras del tratamiento.

    Esta enfermedad también se puede presentar en los hombres, pero con mucha menor frecuencia, constituyendo en este caso, alrededor del 1% de todos los casos de cáncer de mama.

    El cáncer de mama se origina en las células de la mama que han crecido anormalmente y se han multiplicado no respetando los controles normales. En su estadio más temprano, denominado no invasor o in situ (estadio 0), está contenido dentro de los conductos o lóbulos de la mama. Por el contrario, el cáncer de mama invasor o infiltrante se ha diseminado más allá de los conductos o lóbulos hasta el tejido mamario sano, o más allá de la mama a los ganglios linfáticos u órganos distantes (estadios I a IV).

    Los síntomas más comunes del cáncer de mama son cambios en las mamas como la presencia de una protuberancia, cambios en el pezón, secreción del pezón o cambios en la piel de la mama. La evaluación médica inicial comienza con un examen físico, una mamografía y una ecografía. Si se detecta un tumor sospechoso se realizará una biopsia diagnóstica. El equipo tratante habitualmente está constituido por el oncólogo, cirujano, radioterapeuta, patólogo, especialista en imágenes y enfermeros.

    El tratamiento del cáncer de mama dependerá de su extensión (estadío) y el subtipo (definido a través de estudios en la pieza de biopsia). El estadío de la enfermedad depende principalmente del tamaño tumoral, afectación de ganglios linfáticos regionales y diseminación, o no, a otras partes del cuerpo. El estudio de biomarcadores contribuye con el conocimiento de la biología de la enfermedad, su pronóstico así como con la selección de distintos tratamientos; abarca la evaluación de receptores hormonales (estrógeno y progesterona) y un receptor denominado HER2.

    El objetivo del tratamiento es aumentar las probabilidades de curación y de sobrevida, controlar la enfermedad y siempre mejorar la calidad de vida. Las modalidades terapéuticas incluyen cirugía, radioterapia y tratamiento médico (o terapia sistémica). Éste último puede comprender tratamientos como quimioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia y/o terapia endocrina, según el caso.

    La quimioterapia destruye las células cancerosas y la mayoría de las veces se administra en forma endovenosa aunque también existen tratamientos orales. Por su parte, las terapias endocrinas tienen utilidad en los cánceres de mama con receptores de estrógeno positivos; hay varios tipos que se toman por vía oral o se administran como inyecciones e incluyen tamoxifeno, inhibidores de aromatasa y supresión ovárica.

    En la inmunoterapia, se utiliza al propio sistema inmunitario del paciente para combatir el cáncer. Las terapias dirigidas son medicamentos que bloquean las vías de señalización específicas en las células cancerosas que las estimulan a crecer. Incluyen por ejemplo anti-HER2 (como trastuzumab), inhibidores de las quinasas dependientes de ciclina 4/6 (iCDK4/6), inhibidores de la diana de la rapamicina en los mamíferos (mTOR), inhibidores de la poli-ADP-ribosa polimerasa (PARP), inhibidores del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF).

    Además, muchos pacientes deben recibir tratamientos con agentes que fortalecen los huesos, reduciendo el dolor óseo y el riesgo de fracturas. Por otra parte, un paciente también podría participar en un ensayo clínico. Este último consiste en un estudio de investigación conducido con pacientes con el fin de probar nuevos tratamientos o nuevas indicaciones, para hacerlos más eficaces o reducir sus efectos secundarios. Ayudan a mejorar el conocimiento sobre el cáncer y a desarrollar nuevos tratamientos, y son cuidadosamente monitoreados.

    Es importante remarcar que para disminuir el riesgo de recidiva del cáncer se recomienda realizar los controles de seguimiento planificados y mantener un estilo de vida sano a través de una dieta saludable y la práctica regular de ejercicio.

    (basado en: https://www.esmo.org/meetings/past-meetings/esmo-congress-2022).

    Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP         

    FACTORES ASOCIADOS AL CANCER DE MAMA EN LA CIUDADA DE LA PLATA

    Croce María Virginia, Cermignani Luciano, Rabassa Martin Enrique, Segal-Eiras Amada.
    Docentes e investigadores de la UNLP

    En las últimas dos décadas, se ha observado que diversos factores influyen en la adherencia de las mujeres a la mamografía. En Argentina no existen estudios sobre los factores socioeconómicos y sus posibles efectos sobre la prevalencia del cáncer de mama y no hay ninguna acción sistemática para controlar este tumor maligno. Con el objetivo de estudiar la relación entre factores socioeconómicos, factores de riesgo de cáncer de mama y adherencia a la mamografía, un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata realizó un estudio transversal en la ciudad de La Plata.

    Se analizó un total de 739 mujeres de 45 a 79 años de nivel socioeconómico medio (MG) y bajo (BG). Las mujeres fueron entrevistadas personalmente y se empleó un cuestionario previamente validado. Entre otras, las variables analizadas incluyeron edad, grupo socioeconómico, riesgo de cáncer de mama, parámetros de screening mamográfico, tener o no diagnóstico de cáncer de mama, tener un médico de cabecera (ginecólogo u otro), Sistema de Salud, nivel de instrucción.

    Se halló que el 94% de las mujeres de nivel socioeconómico medio tenían nivel de instrucción secundario o mayor; respecto a las BG. Las MG tenían en promedio menor número de hijos, habían amamantado menor número de meses, el 92% trabajaban fuera de su casa, casi el 80% tenían un médico de cabecera, el 4,5% se atendían en el Sistema Público de Salud y el 73,7% se realizaban una mamografía todos los años.

    Por otra parte, el 49,7% de las BG tenían nivel secundario o superior, mayor número de hijos, amamantamiento más prolongado, el 57,2% eran amas de casa, 58,8% tenían un médico de cabecera, el 57.3% se atendían en el Sistema Público de Salud y el 50,3% se realizaban una mamografía todos los años.

    31 mujeres (4,2%) habían sido diagnosticadas con cáncer de mama, siendo el mayor porcentaje MG con una diferencia significativa respecto a BG.

    Este estudio pone de manifiesto que los factores socioeconómicos son cruciales en la adherencia a la mamografía y que los programas de detección precoz de cáncer de mama mediante mamografías son imprescindibles para disminuir la prevalencia de esta enfermedad.

    (Croce María Virginia, Cermignani Luciano, Rabassa Martin Enrique, Segal-Eiras Amada, “Factors associated with breast cancer in an Argentine city”, Breast J. 2018;1–3.