La pandemia de COVID-19 y la incidencia de infecciones por otros patógenos distintos a SARS-CoV-2

Por Daniela Hozbor

La pandemia de COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2 en nuestro país y en el mundo, ha tenido un enorme impacto en lo sanitario, económico y social. Más de 530 millones de casos de COVID-19 y más de 6 millones de muertes se han notificado al 9 de Junio del 2022 en el mundo.

En Argentina, por su parte, se han registrado más de 9 millones casos y más de 128 mil muertes. Las pérdidas de esperanza de vida marcan más claramente el impacto de la pandemia. Se ha reportado que la magnitud de las pérdidas observadas en 2020 no se ha visto desde la Segunda Guerra Mundial en muchos países de Europa Occidental y que el exceso de años de vida perdidos asociados con la pandemia en ese año fue más de 5 veces mayor que los asociados con la epidemia de gripe (influenza) estacional en 2015 (1).

En América, uno de los países más afectados fue Brasil, que es el segundo país después de Estados Unidos en muertes (2) y el tercero en contagios en el mundo (3,4). Allí, la pandemia de COVID-19 redujo 4,4 años la expectativa de vida. Esto es, en 2019, antes de la pandemia, una persona nacida en Brasil tenía un promedio de expectativa de vida de hasta 76,6 años, mientras que hoy, después de más de 668.000 muertos, esa cifra se redujo a 72,2 años. 

La introducción de la vacunación contra la COVID-19 redujo drásticamente el impacto negativo de esta crisis sanitaria impensada para el siglo XXI (5). Sin embargo, la distribución de vacunas fue y es muy desigual entre los distintos países, con una alta concentración en países desarrollados como se ve reflejado en la Figura 1, en donde se representan las dosis administradas cada 100.000 personas.

Figura 1. Dosis de vacunas COVID-19 administradas cada 100.000 personas, según ingresos por región.

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Claramente, esta desigualdad atenta contra una eficaz contención del impacto negativo de la pandemia.

Aún en este contexto, que evidencia la supremacía de la individualidad por sobre el bienestar de la comunidad mundial en su conjunto, la vacunación y otras medidas de prevención están permitiendo que esta crisis sanitaria esté más estabilizada. 

Esta nueva situación epidemiológica de la COVID-19 llevó a que las restricciones sociales hayan caído. En lo que a enfermedades se refiere, este retorno al intercambio social llevó a que enfermedades infecto-contagiosas que en los años de la pandemia parecieron desaparecer volvieran a hacerse presentes. De hecho, en nuestro país, a fines de 2021 y a comienzos de 2022 se sumó a la circulación de SARS-CoV-2 la del virus sincicial respiratorio (a finales de 2021) y del virus influenza (a comienzos de 2022), que presentaron números de casos más altos que los esperados para la respectiva época del año. Sin embargo, si comparamos el número de notificaciones acumuladas de las enfermedades del tipo influenza en las primeras 13 semanas de los últimos nueve años, se observa que los años con mayor número de notificaciones fueron 2016 y 2017 y no 2022 (Figura 2).

Figura 2: Casos e incidencia acumulada de enfermedad tipo influenza (ETI) por 100.000 habitantes. Total país. SE 01 a 13 – Año 2014-2022. Argentina.

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Si analizamos de la misma manera las neumonías, observamos que en las primeras 13 semanas de los últimos nueve años el mayor número de notificaciones fueron 2015 y 2016 (Figura 3), a partir de los cuales se observa una tendencia en descenso hacia el año 2021, en el cual vuelve a incrementarse, para luego mantenerse durante el año 2022 pero sin alcanzar los niveles detectados en los años 2015 y 2016.

Figura 3 Casos e incidencia acumulada de neumonía por 100.000 habitantes. Total país. SE 01 a SE 13– Año 2014-2022. Argentina.

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Si se compara el número de notificaciones acumuladas de bronquiolitis, nuevamente se observa que, en las primeras 13 semanas de los últimos nueve años el mayor número de notificaciones se dio en 2015 y 2016 (Figura 4), con un descenso paulatino y continuo en las notificaciones de los siguientes años, volviendo a incrementarse en 2019 respecto del año previo y con un número inusualmente bajo registrado hasta el momento para 2022.

Figura 4: Casos e incidencia acumulada de bronquiolitis < 2 años por 100.000 habitantes. Total país. Acumuladas SE 01 a 13 – Año 2014-2022. Argentina.

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Si bien todos los datos aquí presentados muestran hasta el momento una situación epidemiológica esperada para muchas patologías, en nuestro país y en el mundo preocupa el estancamiento de las coberturas de vacunación en la última década, las que descendieron aún más como consecuencia de la pandemia. Datos que impactan son los que refieren a que en el primer año de la pandemia se registraron en el mundo 23 millones de niños carentes de las vacunas básicas, lo que representa 3,7 millones más de niños sin vacunas que en el año 2019; que 17,1 millones de bebés no recibieron una dosis inicial de la vacuna contra difteria, tétanos y tos convulsa, lo que indica una falta de acceso a la inmunización y otros servicios básicos de salud, mientras que otros 5,6 millones están parcialmente vacunados. La cobertura global cayó del 86% en 2019 al 83% en 2020 y solo se informaron 19 introducciones de vacunas en 2020 (sin incluir las introducciones de vacunas contra la COVID-19) que es menos de la mitad de las que se introdujeron en cualquier año de las últimas dos décadas. 

A nivel nacional se está trabajando fuertemente para el recupero de las coberturas pero aún falta. A nivel global existe una agenda de inmunización 2030 que establece una visión y una estrategia global ambiciosa para la década 2021-2030. 

La estrategia ha sido diseñada para responder a los intereses de cada país y tiene la intención de inspirar y alinear las actividades de las partes interesadas comunitarias, nacionales, regionales y globales para lograr un mundo donde todos, en todas partes, se beneficien plenamente de las vacunas para una buena salud y bienestar. En esta estrategia, el primero de los 3 pilares exige la introducción de la vacuna contra el virus del papilloma humano (VPH) en todos los países y tiene como meta alcanzar el 90% de cobertura. Argentina está alineada con esta agenda global, de hecho es y ha sido pionera en introducir vacunas que impactan positivamente en nuestra calidad de vida. Nuestro calendario de vacunación ya incluye la vacuna contra el VPH (desde 2011) con el propósito de disminuir la incidencia y mortalidad por cáncer cérvico-uterino y se destaca a nivel mundial por contener vacunas contra otras 18 enfermedades, lo cual no ha sido logrado por la mayoría de los países del mundo, incluyendo a los más desarrollados. Este logro ha sido alcanzado con un calendario que además es gratuito para evitar obstáculos y dar equidad y es obligatorio para asegurar el efecto benéfico de este insumo y lograr las coberturas de vacunación que se requieren. Resta entonces sumarnos como ciudadanos a esa agenda, tomar como la próxima meta el alcanzar los objetivos de cobertura del 90 % en entornos de ingresos bajos y altos por igual. 


Referencias

1- José Manuel Aburto, Jonas Schöley, Ilya Kashnitsky, Luyin Zhang, Charles Rahal, Trifon I Missov, Melinda C Mills, Jennifer B Dowd, Ridhi Kashyap, Quantifying impacts of the COVID-19 pandemic through life-expectancy losses: a population-level study of 29 countries, International Journal of Epidemiology, 2021 DOI: 10.1093/ije/dyab207.
2- https://es.statista.com/estadisticas/1095779/numero-de-muertes-causadas-por-el-coronavirus-de-wuhan-por-pais/.
3- https://cdn.who.int/media/docs/default-source/gho-documents/world-health-statistic-reports/worldhealthstatistics_2022.pdf?sfvrsn=6fbb4d17_3.
4- https://es.statista.com/estadisticas/1091192/paises-afectados-por-el-coronavirus-de-wuhan-segun-los-casos-confirmados/.
5- Sumedha Gupta, Jonathan Cantor, Kosali I Simon, Ana I Bento, Coady Wing, Christopher M Whaley. Vaccinations Against COVID-19 May Have Averted.