Los caracoles también nos necesitan

Caracol

Cada 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, una fecha que desde 1972 tiene como objetivo concientizar sobre el daño que el ser humano le produce al ambiente y llevar adelante iniciativas tendientes a erradicar actos que lo perjudiquen. La Secretaría de Ambiente y Conservación de Recursos Naturales de la Universidad Nacional de La Plata comparte un artículo de divulgación sobre este tema.

Por Alejandra Rumi1 y Ariel A. Beltramino2 

Conservar nuestros ambientes naturales saludables permite la sobrevivencia y crecimiento de la biota. Reconocernos como parte de ella ha sido un paso muy importante. La idea de esta propuesta es empezar a identificarnos y descubrir que todas las especies sobre la tierra nos integramos en redes y nos necesitamos unas a otras para sobrevivir. Veamos si es posible que esta contribución te ayude a descubrir tu modo de contribuir a esa salud ambiental. Para nosotros fueron los caracoles.

¿Por qué los caracoles?

Si, chiquitos y grandes los caracoles son moluscos que reúne un montón de especies que encontramos en ambientes muy diversos – marinos, agua dulce y terrestres. Se habrían originado en el mar hace unos 540 millones de años. Para que tengan una idea de lo antiguos que son: los humanos nos originamos hace 120.000 a 100.000 años. Considerando todos los animales del mundo, los moluscos son los más diversos en especies después de los artrópodos. Presentan entre 80 a 85 mil especies vivientes. El 80 a 85% de ellas son caracoles y babosas. Para la Argentina, se registraron hasta hoy unas 267 de estas especies: 237 nativas y 30 serían no-nativas.

¿Saben por qué los llaman moluscos a unos y artrópodos a otros?

La palabra molusco deriva de molle (latín), que significa blando, como es su cuerpo. En cambio, la palabra artrópodo deriva del griego y hace referencia a artro: articulación y podo: pata o pie, o sea patas articuladas, como las de los mosquitos.

¿Por qué son importantes los caracoles?

Cumplen diversas funciones en las redes alimenticias. Algunos son herbívoros, otros carnívoros, otros omnívoros como nosotros. Pero todos tienen un órgano (rádula) que funciona como una lija o como robustos dientes que les permite raspar, desgarrar y desmenuzar su alimento. Los que consumen restos vegetales en descomposición, ayudan a reciclar nutrientes y minerales acumulados en los sedimentos. Así, benefician la capacidad de absorción de las plantas y aumentan su crecimiento, ayudando a mantener saludable los ecosistemas. Por otro lado, muchas culturas han utilizado a las conchas de los caracoles como monedas, herramientas o utensilios para cortar, raspar, comer, como adornos, instrumentos musicales, alimento o usando su nácar para hacer botones y joyas. 

¿Por qué proteger su biodiversidad?

La constante destrucción y/o modificación de los ecosistemas naturales, ha causado una importante pérdida de la biodiversidad. Actualmente, las unidades de biodiversidad más empleadas son: a.- Especies o poblaciones; b.- hábitat, ecosistemas o ecoregiones y c.- unidades genéticas; estás últimas, mucho más en “pañales”, aportan significativamente al conocimiento de acumulación de variabilidad histórica o presentes, brindando nuevas herramientas de valoración de su conservación. Para los moluscos se estima que hay alrededor de 2.000 amenazadas o en riesgo de extinción. Por esto, es muy importante realizar inventarios y reconocer las poblaciones o especies que presentan los diferentes hábitats, áreas o regiones y conservarlas.  Según el Artículo 41 de la Constitución de la Nación Argentina “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano… que satisfaga las necesidades presentes sin comprometer las generaciones futuras; tienen el deber de preservarlo”.

¿Cómo organizar un Libro Rojo y para qué sirve?

Para elaborar un Libro Rojo basado en por ejemplo especies, existen 4 pasos ineludibles:  1°, se realiza un inventario o listado de cada especie que habitan una determinada área, ecorregión o país. 2º, al mismo tiempo se contabiliza el número y tipo de ambientes en los que se hayan viviendo los individuos de cada especie. 3°, se cuali y cuantifica el grado de adecuación o no, a diferentes tipos de ambientes, que se conoce como grado de endemismo. Si una especie ocupa un solo hábitat su endemismo es muy alto. 4°, se han organizado escalas de riesgo de extinción según lo obtenido en los pasos anteriores, que consideran además información de la dinámica de las poblaciones (abundancia en individuos, capacidad reproductiva, crecimiento numérico de la población, entre otros). Así, volviendo al ejemplo anterior, la especie altamente endémica que citamos, de producirse en el ambiente que ocupan, de forma voluntaria o involuntaria, una destrucción total o parcial o contaminación severa, no tienen donde fugarse y por ende su riesgo de extinción es máximo. Otros factores que influyen en su riesgo o amenaza de extinción son: explotación para consumo humano; degradación o desaparición de los ambientes que efectiva o potencialmente habitan; capacidad dispersiva y potencial de generar descendencia viable. Tanto organizaciones nacionales como internacionales se han ocupado de estandarizar el tipo y forma de categorizar la información a efectos de que las categorías sean comparables. Uno de los protocolos más conocidos es el realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). No hay que olvidarse que además de ordenar la biodiversidad, se han definido unas 200 ecorregiones a nivel mundial e identificadas como puntos calientes de biodiversidad o Hotspots, por su riqueza en especies, el número de endémicas, y el estado de conservación. Para Sudamérica uno de los hotspot es el Bosque Atlántico del Alto Paraná que abarca parte del suroeste de Brasil, este de Paraguay y se extiende en la Argentina hasta la provincia de Misiones. Esta ecorregión, en nuestro país, está preservada por diferentes áreas naturales protegidas, como por ejemplo el Parque provincial Urugua-í, la Reserva de la biosfera Yabotí y el Parque Nacional Iguazú, el cual además fue declarado desde 2011 como una de las “Siete maravillas naturales del mundo”. Estas tres reservas junto a otras áreas protegidas, estatales y privadas, forman un sistema de Áreas Naturales Protegidas que representa un 26% de la superficie de la provincia de Misiones.

Así es que los malacólogos (personas que se dedican a estudiar los moluscos), decidimos empezar a realizar el primer “Libro Rojo” de moluscos del país. Esta iniciativa inició en 2020 impulsada por la Asociación Argentina de Malacología (organización científica). Para ello, se realizó una convocatoria abierta para especialistas de la Argentina y se tomaron en cuenta especies emblemáticas de nuestro país. Entre estas especies podemos mencionar a aquellas del género Megalobulimulus, considerados los caracoles terrestres más grandes y endémicos de Sudamérica; algunas de sus especies han sido propuestas, para el Bosque Atlántico del Alto Paraná en la Argentina y Brasil, como especie paragüas. También podemos mencionar a los pequeñitos caracoles del género Acrorbis, conocidos como los “caracoles de las cascadas”, por ser este su hábitat preferencial; como también a las especies del género Aylacostoma, conocidas como los “caracoles de los rápidos” porque habitaban áreas de rápidos y correderas del Río Paraná donde hoy se encuentra la Represa Binacional Yaciretá (Argentina-Paraguay), por lo que a la fecha solo algunas sobrevivieron el llenado de la represa y otros se extinguieron lamentablemente.

A modo de ejemplo, vamos a presentar tres tipos diferentes de caracoles continentales amenazados: dos de agua dulce: el minúsculo caracolito de cascadas (Acrorbis petricola Odhner, 1937) y los caracoles de los rápidos de Yaciretá-Apipé (Aylacostoma spp.). El tercer caso es el de los caracoles terrestres gigantes de Sudamérica (Megalobulimulus sanctipauli (Ihering & Pilsbry, 1900)).

Acrorbis petricola tiene un tamaño de 3,82 mm y se distribuye en Misiones Argentina y en el Sur de Brasil. Su Hábitat son ambientes de alta energía, saltos y cascadas. Las amenazas de extinción a las que está sometido son: cambio del ritmo normal de crecidas y bajantes de los ríos Iguazú y Alto Paraná a causa de las numerosas represas que modifican este ritmo; Contaminación de recursos hídricos; desarrollo de residencias turísticas (Fig. 1).

Figura 1: Acrorbis petricola, del Parque Provincial Salto Encantado, Misiones. A: vista dorsal, B: lateral, C: ventral. Escala = 1 mm. Imágenes tomadas por Walter Ferrari. (A. Rumi & R.E. Vogler).

Aylacostoma spp. fueron documentadas en hábitats cercanos a los rápidos de Yacyretá-Apipé en el Alto Paraná en la década de 1980. La construcción de la represa Binacional Yacyretá y posterior llenado de su embalse iniciado en la década de 1990 determinaron la desaparición de parte de sus especies de tales habitats, caracterizados por aguas altamente oxigenadas. Dos especies: A. chloroticum y A. brunneum fueron incluidas en el programa de conservación ex situ, único en Latino América para conservación de moluscos en el río Alto Paraná (Argentina – Paraguay). Mientras que A, guaraniticum y A. stigmaticum se presumen extintas (Fig. 2,3).

Figura 2. Las tres especies de Aylacotoma Spix, 1827 descriptas por Hylton Scott para el Alto Paraná. A: A. guaraniticum, B: A. chloroticum, C: A. stigmaticum.
Figura 3. Aylacostoma brunneun Vogler, 2012.

Megalobulimus sanctipauli tiene un tamaño de 86 mm y se distribuye en Misiones y norte de Corrientes Argentina, Paraguay y Brasil. Las amenazas de extinción a la que están sometidos son: deforestación y desertización de suelos; expansión de la urbanización y pérdida de hábitad por efecto del cambio climático (Fig. 4).

Figura 4. Animal vivo adulto de Megalobulimus sanctipauli. A: vista lateral derecha; B: vista dorsal; C: vista frontal. (Fotos tomadas de Beltramino, 2016)

Reflexión final

Afortunadamente estamos comenzando a tener conciencia que todas las especies sobre la tierra formamos parte de una misma red y nos necesitamos mutuamente para poder sobrevivir. Producto de ello es que surgen iniciativas como los “libros rojos”, por ejemplo, sobre moluscos que no solo permiten proteger a estas especies, sino que nos ayudan a entender la importancia de los mismos dentro del ambiente y la relación con nuestra actividad humana. Así, es muy importante que sobre la base de la conciencia y el conocimiento previo podamos entre todos: minimizar las destrucciones o degradaciones ambientales involuntarias y evaluemos el costo-beneficio a conciencia y con responsabilidad hacia las generaciones futuras.


Filiación de los autores

1 Alejandra Rumi: División Zoología Invertebrados, Museo de La Plata, FCNyM-UNLP. CONICET.

2 Ariel A. Beltramino: Laboratorio del Grupo de Investigación en Genética de Moluscos (GIGeMol), Instituto de Biología Subtropical (IBS), CONICET- UNaM, Posada, Misiones.

Referencias

Asociación Argentina de Malacología – ASAM. 2021. Tercer Taller sobre el Libro Rojo de Moluscos Argentinos: Un Recorrido Federal y Colectivo”. www.facebook.com/malacoar/videos/234583555367159. 

Barbosa dos Santos, S.B. 2011. Land snails as flagship and umbrella species for Brasilian Atlantic Forest conservation. Tentacle 19:19-20.

Beltramino, A.A. 2016. Estudios morfo-anatómicos y moleculares de Megalobulimus spp. (Gastropoda Pulmonata) en la Argentina, principalmente de la provincia de Misiones. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata. 214 pp. Disponible en: http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/51969. doi: 10.35537/10915/51969.

Rumi, A., Vogler R.E. (En Prensa). Acrorbis petricola Odhner, 1937: 5pp. Libro Rojo de los Moluscos de la Argentina (LRMA). Asociación Argentina de Malacología (ASAM).

Vogler, R.E., Beltramino, A.A., Peso, J.G., Rumi, A. 2014. Threatened gastropods under the evolutionary genetic species concept: redescription and new species of the genus Aylacostoma Spix, 1827 (Gastropoda: Thiaridae) from High Paraná River (Argentina–Paraguay). Zoological Journal of the Linnean Society 172(3): 501-520. doi: 10.111/zoj.12179.