Qué es el cambio climático y cómo podemos percibirlo

Por Josefina Blázquez*

En los últimos meses el planeta experimentó diferentes eventos meteorológicos extremos. Olas de calor en el sur de Sudamérica, incendios y temperaturas récords en Europa y Norteamérica, inundaciones en el norte de China, sequías e incendios en Hawai. Si bien estos fenómenos no son inusuales, ya que cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida hemos escuchado o experimentado alguna vez estos eventos extremos, hay algo que nos hace ruido. ¿Será que cada vez suceden con más frecuencia? ¿Con más intensidad? ¿A qué se debe?

La respuesta es sí, suceden con más frecuencia y en algunos casos son más intensos, y en parte es debido al cambio climático. Pero, ¿qué es el cambio climático?: hace unos años que la temperatura media global está aumentando por encima de los valores esperados. 

Este incremento en la temperatura, afecta también otras variables del sistema climático: la lluvia, los vientos, la humedad, los hielos, el nivel del mar, de ahí que lo llamamos cambio climático, porque cambian diferentes variables del clima, no solo la temperatura. ¿Y a qué se debe? Este aumento se debe a la emisión de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, entre otros, que se emiten hacia la atmósfera a través de diferentes actividades humanas: quema de combustibles fósiles para la producción de energía, producción agrícola ganadera, transporte, deforestación, procesos industriales. En las últimas décadas, incluso este aumento en la temperatura global se ha acelerado.

Actualmente vivimos en un mundo con una temperatura media global de 1.2°C más cálida, si lo comparamos con la época preindustrial. Parece poco, ¿no? Quizá, como no lo percibimos en el día a día no nos parece mucho y no nos preocupa. ¿Pero qué ocurre si como consecuencia de este cambio en el clima, aparecen fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos? ¿Qué ocurre si me veo afectado/a ya sea a nivel económico o de mi salud, por uno de estos fenómenos? ¿Y si afecta a algún miembro de mi familia o algún/a amigo/a? Ya deja de ser algo poco importante y pasa a ser un hecho relevante, significativo en nuestras vidas. 

Entonces, podemos pensar que no es un simple cambio en la temperatura, en los vientos, en la lluvia, sino que también trae como consecuencia más sequías, más inundaciones, más olas de calor, más tormentas severas y además, de mayor intensidad. Todos esos fenómenos siempre vienen acompañados de malas noticias: daños a nivel personal y/o daños económicos, para personas, países y/o regiones. Es por ello que debemos ocuparnos de este tema, que no nos sea indiferente, ya que si seguimos con este nivel de emisiones, hacia fin de este siglo la temperatura a nivel global podría aumentar entre 3°C y 5°C, respecto del período preindustrial, lo cual tendrá consecuencias muy negativas para nuestra vida cotidiana y para los ecosistemas.

El cambio climático podemos morigerarlo a través de políticas de mitigación, es decir emitiendo menos gases de efecto invernadero, y de adaptación. La reducción de gases de efecto invernadero se logra por ejemplo generando energía a través de fuentes limpias: el sol, el viento, el mar, los ríos. Actualmente, a nivel global, la mayor parte de la energía se produce a través de la quema de combustibles fósiles, lo cual genera dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. Debemos comenzar la transición hacia el uso de energías limpias lo antes posible, para poder frenar el aumento de la temperatura global y evitar así eventos extremos más intensos y frecuentes, que nos afecten nuestra vida cotidiana y la de nuestros afectos.

También son necesarias políticas de adaptación, ¿por qué? porque por más que frenemos las emisiones de gases de efecto invernadero, parte del daño ya está hecho y entonces hay que prepararse para minimizar los riesgos que implican el aumento de los fenómenos extremos. Los planes de contingencia a nivel nacional, regional o local, es decir políticas públicas para minimizar el impacto negativo de los eventos extremos, ayudarían a evitar pérdidas económicas y humanas.

Individualmente, también podemos aportar a la mitigación del cambio climático. Tenemos que ser conscientes que las actividades que realizamos en nuestra vida cotidiana generan gases de efecto invernadero y entonces debemos cambiar algunos hábitos para tratar de reducir esas emisiones. Por ejemplo, consumiendo menos energía, utilizando transporte público, reciclando y reutilizando, haciendo compost, comprando productos estacionales y locales. 

Que no te sea indiferente lo que le pasa a nuestro planeta, investigá, escuchá, involucraté, accioná, que si empujamos para el mismo lado, todavía tenemos la posibilidad de frenar el cambio climático y sus consecuencias negativas para nuestro planeta.


Josefina Blázquez es Profesora Adjunta en la Cátedra Termodinámica de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP e Investigadora Adjunta del CONICET.