Buscan mejorar las condiciones de preservación de las bibliotecas y archivos

Cuando los usuarios no se sienten a gusto en un edificio por frío o calor, son ellos mismos quienes se ocupan de prender la calefacción, el aire acondicionado o ventilar el ambiente. En el mejor de los casos, en colocar aislamiento térmico, sombrear o apelar a estrategias de diseño bioclimático para alcanzar condiciones de confort sin una demanda excesiva de energía. Sin embargo, cuando se trata de un libro antiguo o un instrumento musical, el efecto combinado de la temperatura y la humedad pueden desencadenar una serie de efectos biológicos, químicos y mecánicos muy dañinos para los objetos.

El clima interior de las bibliotecas y archivos es determinante para la preservación de sus colecciones, ya que la temperatura y la humedad relativa pueden desencadenar otros factores de daño. Los estándares y la literatura especializada recomiendan realizar un seguimiento a largo plazo para comprender la historia climática de los espacios donde se guardan los bienes, en lugar de seguir condiciones rígidas y arbitrarias. Esta tendencia es sostenible y respetuosa con el medio ambiente, pero añade una nueva obligación al ya sobrecargado personal.

Desde el Laboratorio de Arquitectura y Hábitat Sustentable (LAyHS) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, ofrecen asesoramientos técnicos basados en los registros de monitoreo generados por los equipos de mantenimiento, para evaluar el funcionamiento de los aparatos de ventilación y aire acondicionado (HVAC) y reutilizarlos para fines conservativos.

María de la Paz Diulio, la investigadora que lleva adelante el proyecto, detalló que “la iniciativa pretende hallar las estrategias de diseño que son convenientes incorporar en edificios de bibliotecas, archivos o museos para prevenir el daño y reducir la demanda de energía en acondicionamiento higrotérmico, como así también disminuir el gasto de restauración”.

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De la investigación, se desprende que un uso sinérgico de los datos de seguimiento puede mejorar el clima interior de las colecciones y reducir la demanda de energía para la conservación. 

La estrategia implementada, como primera medida, fue la de evaluar la situación climática de una serie de salas de bibliotecas, luego analizar cómo son los edificios que las alojan, para hallar patrones de comportamiento comunes en construcciones con características edilicias similares.

Analía Gómez, directora del proyecto, detalló que “esto permite saber qué medidas adoptar al momento de proyectar una nueva biblioteca o reformar una existente en la ciudad de La Plata. Pero, aclaró, el protocolo de evaluación de las salas también sirve como alerta temprana sobre situaciones de riesgo que estén ocurriendo y aún no se manifiesten visiblemente”.

Para evaluar la situación climática se utilizó un protocolo de monitorización basado en normas internacionales, sensando la temperatura y la humedad relativa a lo largo de todo un año, con un dispositivo técnico -dataloggers- que registra datos. Las características de los edificios se registraron mediante relevamientos y cálculos, que se ordenaron y clasificaron para dar lugar a indicadores.   

Para implementar la propuesta se analizó el clima interior y las características de 33 salas de bibliotecas de la UNLP, en busca de encontrar asociaciones entre determinadas características de la envolvente, con mejores condiciones climáticas encontradas.  

De ello se desprenden datos relevantes, tales como que los edificios con climas que se acercan más al ideal tienen más masa, inercia y tienen menos superficies vidriadas. 

En este momento se está trabajando en la mejora de la usabilidad del procedimiento de cálculo para evaluar el clima de conservación por medio de una aplicación web, en el contexto de una beca postdoctoral de CONICET con la codirección de la Dra. Alejandra Garrido, del centro de investigaciones LIFIA de la Facultad de Informática de la UNLP.

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Los resultados de la primera etapa ya se encuentran publicados en https://doi.org/10.1016/j.enbuild.2018.11.048. Además, durante los últimos meses se realizó un exhaustivo estado del arte al que se puede acceder ingresando a  https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/01655515211001787  

La iniciativa de este trabajo comenzó durante una estancia de investigación doctoral en la Universidad de Sevilla, España, al momento en el que se estaba por inaugurar un moderno edificio para alojar la biblioteca, que iba a ser trasladada desde el Rectorado, que funciona en la Antigua Fábrica de Tabacos, y es un edificio del Siglo 18, con estructura de piedra.

Diulio explicó que “allí se nos ocurrió que nuestro trabajo podía ayudar a determinar los criterios de clima para el edificio recién terminado. Gracias a datos obtenidos por un sistema de monitoreo pudimos indicar cuál era el clima al que la colección estaba habituada, para que lo pudieran replicar en el edificio nuevo. De esta forma se logró que mejoraran las condiciones de conservación de las colecciones y ahorrar dinero en equipamiento”.