El virus fue detectado hace más de 100 años en animales, a fines del SXX se presentaron los primeros casos en humanos y en la actualidad registra un índice de mortandad del 52%. Desde la Universidad Nacional de La Plata explican en qué consiste la enfermedad y a quiénes afecta.
Por la Prof. Dra. Marisa M. Cobos
GRIPE AVIAR
La influenza aviar o gripe aviar fue descripta en aves, por primera vez, durante el año 1878 en Italia. Hacia 1950 se detectaron casos en aves de otros lugares de Europa, América del Norte, Sudamérica, África y Asia.
El agente causal fue identificado, en 1955, como un virus Influenza A. Los virus Influenza son de tipo ARN y pertenecen a la familia Orthomixoviridae.
Se reconocen cuatro tipos de virus Influenza, identificados por las letras A, B, C y D. Los dos primeros son habituales productores de enfermedad estacional en humanos. El tipo A es el responsable de las pandemias de influenza a través de la historia, como la acontecida en el año 2009 (Influenza A H1N1). El tipo C es menos frecuente y causal de enfermedades leves no epidémicas y el grupo D afecta principalmente al ganado.
El virus Influenza A se divide en subtipos, los cuales se clasifican según las combinaciones entre 2 glicoproteínas de su envoltura, hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (NA). Se reconocen 18 subtipos de HA y 9 de NA.
Se han identificado más de 130 subtipos distribuidos principalmente en aves silvestres. Los subtipos más frecuentes que afectan a los humanos son A(H1N1) y A(H3N2). A su vez los subtipos se dividen en clados y subclados genéticos.
La coexistencia de 2 subtipos en el mismo huésped puede producir una redistribución genética, por el intercambio de segmentos de genes, lo cual origina nuevos subtipos.
Se reconocen 5 subtipos de virus causales de gripe aviar: H5, H6, H7, H9 y H10. De acuerdo con la potencialidad en producir enfermedad grave, se dividen en altamente patógenos o de baja patogenicidad. Principalmente, los subtipos H5 y H7 son de alta patogenicidad.
Las aves silvestres, especialmente las acuáticas, son su reservorio natural. Anualmente cubren amplias distancias, conformando diferentes corrientes migratorias. En estas rutas se pueden identificar puntos de contacto entre aves de diversas regiones, lo cual amplía la distribución de este y otros microorganismos.
Dentro de su recorrido migratorio contactan con aves de corral, diseminando la infección a poblaciones de aves traspatio o de producción avícola.
Según el subtipo implicado, puede desencadenar enfermedad leve o alta mortalidad. Son síntomas habituales en las aves: falta de apetito, descoordinación, plumaje erizado, secreciones nasales, diarrea, menor producción de huevos con cáscara blanda o deforme. Las aves más vulnerables son las gallináceas.
La gripe aviar de alta patogenicidad es causal de importante mortandad ocasionando gran impacto en la industria avícola.
A partir del año 2010 se identifican reagrupamientos de subtipos virales, especialmente en el virus H5, debido a intercambios genéticos entre aves silvestres y de corral.
En 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura reconoció 6 países enzoóticos para la forma altamente patógena del virus H5N1 en aves de corral: Bangladesh, China, Egipto, India, Indonesia y Vietnam.
Entre 2014 y 2017 se produjeron brotes en aves de corral con reconocimiento de viraje de subtipos de baja patogenicidad a altamente patógenos.
Entre 2020 y 2022 se han identificado subtipos virales productores de influenza aviar en diversos mamíferos salvajes (gato montés, zorros, mapaches, focas), domésticos (gatos, perros), recluidos en zoológicos (leopardos, tigres). Recientemente, el incremento de estos casos sugiere un cambio de comportamiento viral.
La detección de aves infectadas en una región pone en riesgo de infección de mamíferos y casos esporádicos en humanos.
ENFERMEDAD HUMANA
Los virus, ocasionalmente, pueden transmitirse a los seres humanos, debido al contacto con aves infectadas (vivas o muertas) o ambientes contaminados.
El virus puede ingresar al organismo al inhalar en ambientes contaminados con secreciones o excretas de aves infectadas o ingresar por boca, nariz u ojos. Tiene la propiedad de conservar su viabilidad durante largos períodos en el ambiente.
Por el momento no existen datos de transmisión a través de la ingesta de carnes de aves o huevos bien cocidos. Tampoco se ha documentado el contagio interhumano. Sin embargo, de acuerdo con el potencial de variabilidad genética y asociación con virus influenza A de otro origen, podría evolucionar a diferentes comportamientos.
El período de incubación medio de la enfermedad producida por A(H5N1) oscila entre 2 y 5 días, pudiendo prolongarse hasta 17 días. En el caso del virus A(H7N9) el período de incubación se prolonga por 1 a 10 días, con una media de 5.
Los síntomas son similares a los producidos por la influenza estacional, donde destacan, como más frecuentes: fiebre, tos, odinofagia, y mialgias. Algunos subtipos pueden producir conjuntivitis.
El curso de la enfermedad puede continuar con mejoría y recuperación. Sin embargo, algunos casos han evolucionado a neumonía severa y muerte.
Los primeros casos asociados a enfermedad respiratoria humana se notificaron en Hong Kong en 1997. En esa oportunidad se reconocieron 18 enfermos con nexo epidemiológico, mercado de animales vivos, con una mortalidad del 33%. El control de la enfermedad se produjo con el sacrificio de aproximadamente 1.5 millón de aves de corral en el transcurso de 3 días.
En 2017 se produjo en China el brote más grande reconocido en seres humanos. Se notificaron casi 700 casos asociados al subtipo AH5N1 linaje asiático.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado que, desde el 2003 y hasta el 3 de mayo del 2024, se han notificado 889 casos de influenza A(H5N1) humana en 23 países, con 463 defunciones.
Los casos sospechosos de enfermedad se diagnostican mediante estudios de ácidos nucleicos.
No existe un tratamiento específico antiviral. Sin embargo, los antivirales utilizados para la influenza humana (Oseltamivir y Zanamivir) podrían ayudar a controlar la enfermedad.
La prevención de la enfermedad en humanos se resume en:
– Evitar el contacto directo con aves silvestres vivas o muertas
– Evitar el contacto directo o de su ámbito, sin protección, con aves de corral enfermas.
– No tocar superficies que podrían estar contaminadas con saliva, mucosa o heces de aves silvestres o de corral.
– Correcta higiene de manos luego de contacto con aves vivas o muertas o material biológico proveniente de ellas en superficies
– En caso de encontrar algún ave enferma o muerta, tanto silvestres como de corral, evitar el contacto y avisar a las autoridades sanitarias del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Se encuentra en nuestro país, el desarrollo de una vacuna de plataforma ARN mensajero que, se considera, iniciará su fase de estudio en humanos en el año 2026.
SITUACIÓN ACTUAL
A partir del 2020 la variante del clado 2.3.4.4b del virus de la gripe aviar ha producido alta mortalidad en aves silvestres y de corral de varios continentes. El ingreso a América del Norte se produce en 2021 y al siguiente año se identifica en Centroamérica y América del Sur.
El virus que circula en la actualidad en América es el A(H5N1) de alta patogenicidad. Este virus es una variante por recombinación de virus de aves silvestres provenientes de Europa y aves domésticas de otras áreas del mundo.
Desde el 2022 hasta la semana epidemiológica 20 del 2024 se reportaron 5261 brotes en 19 países y territorios de América. En el mismo período se reportaron 457 brotes en mamíferos.
Desde el 2022, en la Región de las Américas, se han registrado 6 casos de influenza aviar en humanos. En Estados Unidos de América se notificaron 4 casos, de los cuales 3 ocurrieron en el 2024. En Ecuador y Chile se reportaron 1 caso en cada uno durante 2023.
En Estados Unidos de América, el 25 de marzo del 2024, se comunicó la primera detección de virus A(H5N1) altamente patógeno en ganado vacuno lechero y en leche no pasteurizada. Hasta el 31 de mayo, se registraron 69 rebaños y una producción de alpacas afectadas por la enfermedad, en 9 estados.
El 1° de abril se confirmó la enfermedad en 1 trabajador de Texas y 2 de Michigan. Estos últimos no relacionados. Dos de ellos desarrollaron conjuntivitis y el tercero presentó tos y fiebre. Los 3 afectados son trabajadores en contacto con ganado enfermo.
Hasta el momento los estudios realizados evidencian que la pasteurización de la leche puede ser efectiva para inactivar el virus.
Los 3 casos documentados en Estados Unidos de América podrían ser los primeros en demostrar la transmisión del virus desde mamíferos a humanos.
Prof. Dra. Marisa M. Cobos. Titular Cátedra de Infectología. Directora de la Carrera de Especialización en Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.