Un giro hacia la producción agroecológica en el cordón productivo del gran La Plata

Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la  Universidad Nacional de La Plata estudia las dinámicas y transformaciones de los sistemas de producción agropecuarios y forestales en el Gran La Plata y  trabaja en la incorporación del enfoque agroecológico en los productores de la región para lograr una transición hacia una agricultura sustentable.

El Ingeniero Agrónomo Ramón Cieza director del proyecto explicó: “La falta de una concepción territorial e integral del mundo rural y de sus sistemas culturales y productivos ha sido entre otros, una de los causales del desequilibrado desarrollo de la Argentina y en particular en nuestra región durante las últimas décadas”.

“Realizamos un estudio cualitativo donde identificamos en la región dos territorios, uno de carácter intensivo con predominio de la producción hortícola y otro extensivo basado en la producción ganadera bovina y animales de granja. En las zonas donde predomina la producción hortícola se observó un crecimiento sostenido de la agroecología en los últimos cinco años, influenciado sobre todo por organizaciones de productores que la promueven, e instituciones comprometidas con la temática. En la producción extensiva y de granja la influencia de la agroecología es menor, pero identificamos experiencias exitosas de desarrollo bajo este enfoque. En los casos hortícolas, pese a la diferencia de visiones en las organizaciones de productores, identificamos procesos de conversión a la agroecología comunes en cuanto a motivaciones para el cambio de modelo, prácticas aplicadas, y comercialización por canales diferenciados”, explicó Cieza.

Las críticas, que se acrecentaron en la última década, llevaron a plantear la necesidad de generar transformaciones en la manera de producir bajo el paradigma de la agricultura industrial. En este sentido, existen distintas propuestas que implican el uso de prácticas “ecológicas” con un menor impacto en el ambiente, la incorporación de insumos químicos con menor grado de toxicidad, o su sustitución por productos biológicos. Es interesante advertir que, si bien estas prácticas buscan morigerar los impactos del modelo agropecuario actual, no conducen a un cambio radical de las formas de producción, como plantea la agroecología.

“Desde la Facultad de Ciencias Agrarias implementamos una serie de proyectos y acciones en el territorio que buscan vincular a los productores de la región con la agroecología. Este enfoque plantea una transformación en los modos de producción, distribución y consumo incorporando a la actividad agropecuaria variables ambientales y sociales en el mismo plano que los aspectos económicos-productivos”, explicó el investigador.

La agroecología emerge en los años ´70 como un enfoque alternativo al modelo productivo agroindustrial, con experiencias puntuales en la Argentina a partir de los años ´90. Sin embargo, en los últimos diez años, tomó impulso en el país como un nuevo paradigma de la actividad agropecuaria. Su crecimiento se dio en los ámbitos académicos, científicos, políticos, y de organizaciones de productores. Precisamente, en el plano académico sobresale la creación, en el año 1999, en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP, de la primera cátedra de Agroecología del país.  Recientemente se puso en marcha además la flamante Tecnicatura Universitaria en Agroecología.

El Sur del cinturón hortícola del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que incluye los partidos de La Plata, Florencio Varela, Berazategui y Berisso, cuenta con una superficie hortícola cercana a las 7000 hectáreas, la gran mayoría bajo cubierta, siendo alrededor de 5000 unidades productivas. En estos sistemas productivos la tenencia de la tierra es mayoritariamente bajo arrendamiento; los responsables de la producción son en su gran mayoría agricultores familiares que viven el establecimiento junto a su familia. Según estudios especializados, la superficie promedio de las unidades de producción no excede las 2 hectáreas, y los ingresos de las familias provienen exclusivamente horticultura.

Las investigaciones de la UNLP permitieron detectar un crecimiento de las unidades productivas hortiflorícolas en la región. A partir de políticas destinadas al sector y la necesidad de viabilizarlas en el territorio se consolidaron organizaciones de productores como la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) y el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que promueven la agroecología como modelo productivo.

En los últimos cinco años hubo un notable giro hacia la agroecología en la producción hortícola en el AMBA Sur. Ese desarrollo encuentra múltiples causas, entre ellas los altos costos de insumos químicos, la necesidad de reducir el riesgo de intoxicación de los productores y las familias, y el apoyo de las organizaciones de productores e instituciones en el proceso, las cuales han potenciado la amplificación de este enfoque entre los productores hortícolas.

 El fenómeno también se explica a través de las fuertes crisis que han azotado a las unidades productivas y que, en consecuencia, obligaron a replantear el modelo. Un ejemplo común es la pérdida de los invernaderos por eventos ambientales extremos (tornado, granizo), lo que llevó a implementar esquemas productivos de menor riesgo y baja necesidad de inversión. Una situación similar se dio en la reconversión de productores florícolas a la horticultura por la imposibilidad de venta de flores en el contexto de pandemia.

Asimismo, los propios productores destacan los beneficios obtenidos a partir de la comercialización diferenciada de este tipo de productos, a través de circuitos no convencionales de venta.

“En los últimos años, se han generado diferentes estrategias de venta de productos agroecológicos basados en circuitos cortos (bolsones, ferias, mercados propios, nodos de consumo responsable). Esta demanda -aún incipiente- de algunos sectores de la sociedad, traccionó en varios productores y organizaciones para cambiar el modelo productivo. Por otra parte, el requerimiento de los circuitos cortos implica tener una variedad de productos a lo largo del año, lo que lleva a una mejor planificación y diversificación de las unidades productivas”, detalló Cieza.

“La UNLP generó diferentes estrategias para garantizar la inocuidad de los productos que se comercializan en los espacios de esta institución, con el apoyo de otros organismos como el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el INTA. En los últimos años la preocupación por ofrecer productos agroecológicos, en principio se canalizó a través de grupos de especialistas que acompañaban los sistemas de producción, como el caso del Sistemas Participativo de Garantías que motoriza otro grupo de investigadores-extensionistas de la Facultad”, declaró el investigador de la UNLP.

Como criterio general, para validar que un producto es agroecológico y comercializarlo con esta identificación es necesario haber pasado por las instancias de capacitación propias de las organizaciones o de la institución, y no usar productos de síntesis química.

Cieza agregó: “La tarea asumida por las organizaciones de productores y las instituciones del territorio, entre ellas la UNLP, es potenciar las prácticas desarrolladas en los sistemas para la conversión a la agroecología e incentivar a los productores a desandar las lógicas de producción convencional con altos requerimientos de insumos químicos. Uno de los aspectos que se trabaja es el aumento de la diversidad de especies con los beneficios para el control de plagas, en contraste con la especialización en pocos productos en las quintas convencionales. Este rediseño de los sistemas de producción es fundamental para potenciar las funciones ecológicas y reducir los insumos”.

Para finalizar Cieza concluyó que “la propuesta agroecológica, como enfoque alternativo al modelo productivo agroindustrial, presenta un importante desarrollo en nuestra región, mostrando un avance acelerado en los últimos años. El compromiso asumido por nuestra Universidad y las organizaciones de productores e instituciones públicas sumado a una demanda creciente de la sociedad de compatibilizar el cuidado del ambiente con la producción de alimentos sanos, permitieron dar un salto en cuanto a la instalación del enfoque agroecológico en los sistemas productivos”.