En el marco de este nuevo 11F, desde UNLPInvestiga invitamos a reflexionar sobre la evolución de la situación de las mujeres desde su incorporación a la academia, a través de la historia de la primera doctora en química de la UNLP. Es muy poca la información que ha perdurado sobre ella, pero aún así resulta un hilo conductor para recorrer los primeros pasos de nuestras graduadas.
¿Cómo fue la integración de las mujeres en las instituciones de ciencias platenses a principios del siglo pasado? ¿Cómo era el ambiente de la época?
Dominga C. Lanza fue una de las primeras egresadas de la Universidad Nacional de La Plata. Se graduó en la primera cohorte, en 1909, como Profesora de Enseñanza Secundaria y Superior en Química. En 1912, obtuvo su doctorado en química, convirtiéndose en una de las primeras personas –y primera mujer- en alcanzar el grado máximo en la disciplina en La Plata. Su tesis doctoral, titulada “Contribución al estudio de la Volumetría Físico-Química”, se centró en un método propuesto en Francia poco antes, que prometía cambiar los procedimientos volumétricos establecidos en ese momento.
Los inicios
El ingreso de las mujeres a la educación universitaria se dio en Argentina a través de las carreras consideradas “más femeninas” como las vinculadas a la enseñanza y a las ciencias de la salud.
¿Querría Dominga Lanza ser profesora de ciencias naturales en escuelas secundarias? No podemos saberlo, pero a principios de siglo la mayoría de las estudiantes de la UNLP cursaban la Sección Pedagógica, con el objeto de que el título las habilitase para enseñar, ampliando sus oportunidades laborales por fuera de la academia.
Tampoco sabemos en qué escuela cursó Lanza sus estudios secundarios. Pudo haber sido beneficiada por una particularidad de la Facultad de Química y Farmacia de la UNLP que favoreció el ingreso de mujeres a las carreras de ciencia: los egresados de las escuelas normales que egresaran con calificación sobresaliente en el último año eran aceptados automáticamente como alumnos universitarios.
La UNLP y “El primer día de cosecha de su labor silenciosa y paciente”
Según registros de la UNLP, el 19 de abril de 1909 “se realizó en la sala magna de la Facultad de Agronomía y Veterinaria el acto de graduar y entregar los diplomas a los primeros egresados de la Universidad, al que asistían las altas autoridades de la Provincia y lo que tiene de representativo socialmente La Plata”.
Ese primer acto de Colación de Egresados representaba para la UNLP, según el discurso que pronunció Joaquín V. González, “el primer día de cosecha de su labor silenciosa y paciente”. Dominga Lanza recibió entonces su título de Profesora de Enseñanza Secundaria y Superior, junto a 9 estudiantes entre las que estaban otras pioneras de la ciencia platense como Carolina Spegazzini y Juana Cortelezzi. Curiosamente, la química, que era percibida como una opción interesante para realizar estudios universitarios por las jóvenes platenses de principios de siglo XX, actualmente está entre las disciplinas menos escogidas por las jóvenes argentinas.
Dominga Lanza estuvo también entre las primeras personas en alcanzar el grado máximo en Química. El doctorado en Química consistía en una carrera de 5 años, donde además de contenidos de la disciplina incluía zoología, botánica, y varios cursos de física.
Su tesis fue presentada en la Facultad de Ciencias Naturales y su director, en ese entonces llamado padrino, fue el doctor Pedro T. Vignau. Una copia de su tesis se encuentra en la Biblioteca Central de la Facultad de Ciencias Exactas, y ha sido digitalizado además por el SEDICI.
Ellos, las autoridades
Según los usos de la época, luego de la portada de la tesis figuran las autoridades y docentes de la casa de estudios: 5 páginas llenas de nombres y títulos de autoridades y docentes, donde todos ellos son hombres. Es interesante notar que esta situación, no sorprendente en un contexto en que las mujeres estaban en proceso de incorporarse a los estudios superiores, no se ha resuelto aún en la actualidad. Según el Diagnóstico sobre la situación de las mujeres en ciencia y tecnología 2023 elaborado por el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación, aunque actualmente en Argentina son mayoría las mujeres que trabajan en ciencia y tecnología aún existen brechas de género que se perciben en el acceso minoritario de las investigadoras a las categorías más altas de la carrera, en lo que se conoce como “efecto tijera”.
El acto de colación fue esta vez en los salones del Colegio Nacional de la UNLP y ocurrió el día 8 de agosto de 1913. En esa oportunidad Vicente Isnardi, Dominga Lanza y Nazario Álvarez fueron los únicos en recibir el título de doctores en química. Antes de ellos sólo 2 personas habían alcanzado ese título, en 1911.
Drogas duras
La tesis de Dominga pidiendo disculpas anticipadas: “La falta de experiencia de todo aquel que al abandonar las aulas universitarias entra por primera vez de lleno á actuar en los admirables dominios de la ciencia, me ha convencido de la modestia de mi posición ante la magnitud de la tarea que me he impuesto por lo que sólo espero que seréis indulgentes, disculpando las deficiencias que en este estudio hayáis podido encontrar.”
¿Sobre qué trató la tesis? Dominga Lanza tomó como tema un método reciente, propuesto en 1910 en Francia por el químico Paul Dutoit: “un método de análisis químico que cambiaba fundamentalmente los procedimientos volumétricos universalmente consagrados por largos años de investigación.” En 150 páginas, ilustradas por ella misma, mostró cómo el método era aplicable también al dosaje de alcaloides como morfina y cocaína.
Mi hijo, el doctor. Mi hija, la señorita
En una elogiosa reseña sobre la tesis de Dominga Lanza publicada unos meses después la mencionan como “señorita Dominga Lanza” y no como doctora. ¿Acaso un error? No. Aunque al mencionar a los varones se usaba estrictamente su grado académico, no ocurría lo mismo con las jóvenes graduadas. Una manifestación más del efecto Matilda, una manifestación de sexismo que consiste en no reconocer o invisibilizar los logros de las mujeres. Por ejemplo, negándoles los títulos.
Puede besar a la novia
En la tesis de Nazario puede leerse una dedicatoria “a la Doctora Dominga C. Lanza”, aunque en realidad ambos se graduaron el 9 de Noviembre de 1912.
En la tesis de Dominga, además de las menciones a padres y hermanos, hay una dedicatoria para Álvarez, quien sería en 1915 su esposo.
Gracias a una publicación en la sección de sociales del diario platense “El día” del 23 de marzo de ese año sabemos que
“En el domicilio de la novia y en la mayor intimidad fue consagrado ayer el enlace de la señorita Dominga C. Lanza y el doctor Nazario Álvarez.”.
Gracias a la misma fuente, sabemos también que el 19 de febrero de 1917 se encontraban de visita, desde la Capital, “el doctor Nazario Alvarez y su esposa Doña Dominga Lanza.”. Con la mención a su visita a La Plata se pierde el rastro de la Dra. Dominga C. (¿Celia? ¿Clara?) Lanza, ¿Fue su abandono de la carrera una singularidad? Muy por el contrario, dejar los estudios al casarse era algo frecuente entre las egresadas en Química.
El problema del matrimonio
El abandono de carreras que se mostraban fructíferas no se debieron en la UNLP a la falta de oportunidades. Entre 1907 y 1919, 17 alumnas del Museo de La Plata accedieron a posiciones de ayudantes estudiantes. Sus buenas calificaciones les permitieron acceder también a las becas que se otorgaron entre 1910 y 1914 para incentivar los estudios en ciencias naturales. Por supuesto, los incentivos no alcanzaban para romper el “techo de cristal”. En los tiempos de Dominga Lanza, las oportunidades llegaban hasta los cargos de menor jerarquía, pues aunque en algunos casos fueron ascendidas a jefas de trabajos prácticos o de laboratorio, fue recién en 1938 cuando la Universidad de La Plata tuvo su primera profesora titular.
Otra vez, gracias a la prensa, podemos vislumbrar una razón de peso para el abandono de las carreras por parte de las mujeres. Herrero Ducloux declara, en una entrevista realizada en la revista Caras y Caretas en 1925 que las aptitudes de las mujeres para la química son inmejorables “Pero tiene un inconveniente… ¡el matrimonio! Todas mis discípulas se han casado y, al otro día, han dejado por completo los estudios, los experimentos… ¡Hubo una época en que me resultaba a tres matrimonios por año!”.
Ir en contra del mandato
Para continuar en la academia las jóvenes científicas debían ir en contra del rol reservado para las mujeres en el ideal hegemónico de la sociedad de la época. Debían quitar horas al hogar y la vida doméstica para dedicarlo a la ciencia, una actividad considerada típicamente masculina, y posiblemente fuesen duramente juzgadas por ello. El trabajo femenino no gozaba de legitimidad, excepto en caso de extrema necesidad. Una pista de los juicios a los que eran sometidas las mujeres que pretendían hacer ciencia puede encontrarse también en palabras de Ducloux:
“Nuestras mujeres reclaman con justo título derechos y atribuciones que les hemos negado durante siglos y que consideramos como propiedad exclusiva por el argumento brutal del Quia nominor leo [porque me llamo león] hoy insostenible ante la razón y la justicia. No digamos que son o no son morales porque rompan prejuicios y salten vallas que reputábamos infranqueables.”.
A modo de cierre
Si bien muy poco ha perdurado sobre la primera Doctora en Química de la UNLP, la información recabada puede ser empleada para reconstruir el ambiente de la época y interpretada como un ejemplo de cómo la construcción social y cultural impacta en el modo diferencial en que hombres y mujeres pueden desarrollarse en el marco de la ciencia.
Aunque mucho se ha avanzado, tanto en cambios sociales como en medidas institucionales que facilitan y sostienen el ingreso y permanencia de las mujeres en la investigación científica, el 11F es necesario porque aún persisten obstáculos y algunas desigualdades que requieren una perspectiva de género.
Adaptación de
Una mirada con perspectiva de género sobre Dominga C. Lanza, primera doctora en Química de la UNLP. Paula Bergero. Revista de enseñanza de la Química, Vol 30, enero de 2024.