Además de las difíciles tareas sanitarias para mitigar el avance de la pandemia recorriendo los barrios más necesitados de la región, los voluntarios de la Universidad Nacional de La Plata también acompañan a familias en la realización de las tareas que envían las escuelas para que los niños y adolescentes continúen aprendiendo.
En más de 160 hogares, estudiantes, graduados, docentes y nodocentes realizan voluntariamente su aporte para que chicos de primaria o jóvenes de la escuela secundaria puedan tener una continuidad pedagógica.
Cabe recordar que la UNLP, a través de las secretarías de Extensión y Salud, el Consejo Social y los gremios, ATULP, ADULP y FULP, viene convocando a voluntarios para desarrollar tareas sanitarias, de logística y comunitarias.
La iniciativa del Programa Tutorías Comunitarias de la UNLP -que ya cuenta con cuatro meses de funcionamiento- fue una demanda de las distintas organizaciones sociales vinculadas al Consejo Social que articula con la secretaría de Extensión de la Presidencia de la casa de estudios platense.
En la actualidad unas 168 familias cuentan con uno o más tutores, de acuerdo a la cantidad de niños y adolescentes en el grupo familiar, o a la cantidad de materias en las que hay que brindar apoyo, en el caso del secundario.
Las familias acceden al Programa de la UNLP a través de las redes sociales, de equipos de extensión, de las organizaciones comunitarias que las acompañan, de preceptores, de trabajadoras sociales y de equipos de orientación de las propias escuelas.
El WhatsApp es el medio de conexión entre las familias y los tutores que realizan un acompañamiento para la resolución, continuidad y avance en las actividades que llegan a los hogares desde los colegios.
“Es muy importante poner en valor el esfuerzo de los voluntarios de la UNLP que desde hace 4 meses vienen acompañando a todas estas familias para que muchos chicos y adolescentes puedan continuar con la escuela”, remarcó Inés Iglesias, directora del Consejo Social.
Y agregó: “esta es una demanda que nació de la comunidad, de los distintos barrios y como institución salimos a dar una inmediata respuesta como también lo hicimos con la emergencia sanitaria y alimentaria”.
La palabra de tutoras y orientadoras en primera persona
Celia Domínguez, estudiante de Bibliotecología y tutora de secundaria, describe la experiencia como muy gratificante ya que percibió que verdaderamente podía ayudar, aún a través de WhatsApp.
Agustina Coronel, estudiante de la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, y también tutora de secundaria dice que “con poco tiempo, ayudamos a los que más lo necesitan”.
Mariángeles Ondarcuhu, graduada de Odontología y tutora de primaria, completa “ser voluntario te llena el corazón”.
Claudia Venderge, orientadora Educacional de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 2 de Ensenada, comparte que se contactó al Programa por la necesidad de acompañamiento a una estudiante que está en situación de vulnerabilidad y expresa: “es muy positivo el trabajo de los voluntarios con la joven permitiendo una mejor organización familiar en este período de aislamiento donde la conectividad es un problema muy complejo para muchos chicos; además colaboran en dos asignaturas puntuales como son Matemática y Química, es por eso que aspiramos a que el Programa pueda continuar en el tiempo”.
Natalia Wagner, orientadora Educacional de la Escuela Secundaria Nº 78 dijo que la motivación inicial para contactarse con el Programa de Tutorías fue porque “los chicos necesitaban el acompañamiento de un adulto para la realización de las tareas pedagógicas, que además de la falta de motivación, muchas veces se ven agravadas por la falta de acceso a Internet”.
Elida Roth, trabajadora social de la Escuela N° 9 de Olmos dijo “las tutorías son una gran herramienta, ya que en este nuevo contexto de aislamiento, a veces los chicos no necesitan el acompañamiento permanente, sino retomar parte del ejercicio de ida y vuelta que es esa explicación personalizada”. “Sabemos que los celulares hoy en día están colapsados y lamentablemente es imposible igualar las condiciones regulares de enseñanza; además para las familias, que los tutores provengan de un espacio jerarquizado como es la UNLP, les da mucha tranquilidad”, remarcó.