Durante la firma del acta ante escribano que decretó la cesión de los restos a la comunidad reclamante, estuvieron presentes referentes Mapuches de la ciudad de Trenque Lauquen, el Presidente de la Universidad Nacional de la Plata, Raúl Perdomo, la Vice Decana de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Clara Paleo y la Directora del Museo de La Plata, Silvia Ametrano.
La ceremonia de restitución que cerró el proceso de reclamo, originado el 19 de abril pasado, tuvo una amplia convocatoria y “un especial significado por el fluido y prolongado contacto que el Buta Longko Lorenzo Cejas Pincén de la comunidad de Trenque Lauquen ha tenido con nuestro museo, por tratarse del autor del primer reclamo de este tipo en 1989, y porque con ello ha contribuido a un diálogo entre las comunidades indígenas y la academia”, explicó la Doctora Silvia Ametrano.
“Este acto tiene el propósito de expresar de parte de la Institución y de las Comunidades indígenas lo que sentimos en este momento y destacar la figura del Lonko Lorenzo Cejas Pincén, con quien hemos logrado diálogo y consenso durante todo el tiempo que estuvimos en contacto”, agregó Ametrano.
Por su parte, Santiago Cantón, Secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, indicó que la restitución “es un acto de dignidad absoluta para esos restos que tanto tiempo han permanecido en el Museo”.
En este sentido “tenemos que forzar por parte del Estado la continuidad de estos actos, que significan un pequeño paso adelante que devuelven la dignidad a los pueblos originarios”, concluyó el funcionario.
Clara Paleo, vicedecana de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, destacó “la importancia para la Institución de esta 6ta restitución y la satisfacción de contar con una política para ello en la que existe diálogo entre todos los actores para llegar a esta instancia. Esperamos poder seguir cumpliendo con estas ceremonias y procesos en los que la identidad también es restituida”, manifestó Paleo.
Por último, la representante de la Comunidad Indígena Cacique Pincén Mapuche Tehuelche de Trenque Lauquen, María Isabel Araujo, enfatizó sobre las características “históricas para nuestro pueblo”, punto final para la lucha que el Lonko Pincén llevó adelante por tantos años.
Los cráneos de los cuatro antepasados mapuches llegaron al Museo donados por jurista y escritor Estanislao Zeballos, que los obtuvo entre 1870 y 1880 a través de exhumación de sus tumbas y, en el caso de Gerenal, de recoger su cráneo en el campo de batalla.
La devolución de restos humanos conservados en el Museo de La Plata forma parte de una política de reparación histórica apoyadas por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y la Universidad Nacional de La Plata que constituye una reivindicación de los derechos de los pueblos originarios, cuyas restituciones se encuentran amparadas por la Ley 25.517 sancionada en el año 2001 y reglamentada en 2010.
La restitución (la segunda del 2016) de los cráneos de Gerenal, Chipitruz, Manuel Guerra e Indio Brujo es la sexta de una serie de procesos similares que comenzaron hace más de veinte años y permitieron que los restos de Inacayal y su mujer, Margarita Foyel, Damiana Kryygi, Panguitruz Güor, Sekriot y tres individuos Selk’nam, vuelvan con sus antepasados y a sus tierras originarias.
La exhibición antropológica a fines del Siglo XIX
Marina Sardi, investigadora de la División Antropología del Museo, explica que “en la segunda mitad el siglo XIX, el naciente Estado argentino llevó a cabo un proceso de conquista de territorios, cuyo hito más destacado fue la Campaña del Desierto contra los pueblos originarios, pero en otras regiones la violencia se dio a través de fusilamientos y matanzas por parte de pobladores y funcionarios locales”.
“Esto no condujo a su completa desaparición física, pero se produjo la destrucción de su modo de vida. La consolidación del Estado siguió luego de la invisibilización de los aborígenes construyendo la idea de que Argentina es un país ‘sin indios’”, manifestó Sardi.
Paralelamente, “apareció la Antropología como disciplina científica, muy ligada a los museos, con el propósito de construir saberes sobre las sociedades no europeas. Parte de sus saberes y de su práctica consistía en la observación y comparación de características corporales y esqueletarias de los individuos y, en ese contexto, era frecuente la formación de colecciones de restos humanos”, concluyó la integrante de la División Antropología del Museo.
Por aquellos años los museos constituían repositorios y centros de estudio de la cultura indígena fundamentales para el desarrollo de la Antropología, y la colección del Museo de La Plata llegó a poseer unos 1500 cráneos, “en su mayor parte de los grupos indígenas de América del Sur que eran exhibidos en su totalidad”.
En el caso de esta institución, indica el texto adjunto al expediente de restitución, “la exhibición ha seguido ciertos patrones comunes con otros museos europeos. La exhibición de la colección completa en vitrinas destinadas al estudio se consideraba el modo apropiado de exhibir y las colecciones antropológicas se conformaban por cráneos y esqueletos de indígenas, aún de aquellos individuos identificados, acompañados de fotografías, mascarillas faciales, pinturas y bustos”.
Estos criterios, añade el documento, “se mantuvieron hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX” y sobre fines de 1800 comenzó el estudio en profundidad con la llegada de Ten Kate, antropólogo a cargo de la División entre 1895 y 1897.