Taller de fotografía

    TALLER DE FOTOGRAFIA

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    Fotografiando a travès de la emociones 

    En el marco del Centro Comunitario de Extensión Universitaria N° 3 Barrio El Retiro, la iniciativa se
    realiza en el Club Corazones del Retiro, 160 y 50 de la ciudad de La Plata en la que participan
    chicas y chicos de la comunidad.

    Hacer fotos puede ser un maravilloso juego que permitirá a los niños fijarse en su entorno y
    conocer de forma activa el mundo en el que viven. Para algunos van a ser sus primeras fotografías.
    Observar y encontrar todo aquello que les gusta permitirá que centren la atención y se relacionen
    de manera diferente con el entorno y con las personas.
    El objetivo principal del taller es movilizar a los chicos antes de hacer sus fotografías, ¿còmo?,
    conociendo las emociones más comunes por las que transitamos. Por eso hacemos los primeros
    encuentros en el aula identificando las emociones, con tareas lúdicas y que nos provoca cada una
    de ellas. La tarea grupal permite conocer en que emoción está el compañero y creamos así lazos y
    empatizamos con el otro. Involucrar la emocionalidad antes de hacer

    una fotografía, es la base que sustenta a este taller, inspirado en el fotógrafo Andrè Kertesz.

    Comenzamos en el año 2018, y este es el tercer año consecutivo. Este año nos encuentra trabajando de manera diferente,
    manteniendo distanciamiento. Cómo lo logramos? Se prepara con dos días de anticipación las cámaras, cargadas, desinfectadas
    y con la consigna escrita adentro. Cada uno recibe una bolsa de nylon con estuche, cámara y la consigna. Pasadas un par de

    semanas por lo general para realizar el trabajo, paso por sus casa a recoger cada cámara y la
    devolución por lo general es por teléfono.
    Los integrantes de este taller son: Zaira, Jaqueline, Maite, Belen, Emanuel, Gonzalo, Simon y
    Teresa.
    Teresa, es la más grande del grupo y decidió entrenarse en fotografía. El año entrante será nuestra
    ayudante en el taller. Teresa es la alumna más grande y cursa a su vez la Tecnicatura en
    Comunicación Popular, extensión universitaria de la Facultad de Periodismo, en el Club Corazones
    del Retiro. A Teresa, le gana el entusiasmo y las ganas de hacer fotografía. Es su primer año, así
    que el entrenamiento en el tema emocional es distinto. Y distinto porque su recorrido en la vida le
    permitió transitar por distintas emociones, ella lo contará en su trabajo fotográfico.

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    Consigna: “Dengue” Como empezamos a comienzos de la primavera cuando eliminamos los
    criaderos durante el invierno, no solo estamos eliminando el lugar donde las hembras del
    mosquito pondrán sus huevos en primavera, sino que además estamos eliminando
    los huevos que se encuentran ahí de la temporada anterior.
    Entonces, como toda la familia está guardada en casa, invitamos a pensar cuáles objetos, plantas
    y/o lugares, podrían acumular agua y de esta manera funcionar como criaderos del mosquito
    transmisor del dengue. Entonce la consigna consistio en documentar alguien que estè eliminando
    o neutralizando un posible criadero, por ejemplo, dando vuelta un recipiente, tapándolo,
    colocándolo bajo techo o agregando arena entre las hojas de alguna planta que retenga agua.
    Trabajaron fotograficamente esta consigna: Maite (10 años) y Simòn (11 años)

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    Consigna: Contar con imágenes, durante esta cuarentena, una situación que antes no tenias en
    cuenta de quedarse en casa, la reunión familiar, algo que hacias y dejaste de hacer, o como
    colaboran todos en la familia, o tal vez el rincón de la casa donde descubriste que te sentís mejor,
    o simplemente algo que haces todos los dias y te gusta hacer. En esta consigna trabajaron Zaira (9
    años) y Emanuel (13 años)
    Zaira (9 años) muestra en sus fotos, en que lugares de su casa se sentia mas a gusto y con quienes
    que se entretenìa, el juego con sus primas que son vecinas. La cuarentena produjo el encuentro de
    la familia tambien, Zaira fotografio a sus papàs pintando su habitacion.

     

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    Emanuel, anhela las salidas en bici con su hermano, pero nos muestra a su hna menor, jugando y
    entreteniendo a su mascota y un juego de cartas tambien es parte de pasar juntos en familia.

     

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    Gonzalo (13 años), la consigna a desarrollar fue la siguente: “que parte del cuerpo tuvo más protagonismo en esta pandemia, observando a los demás y a vos mismo y contame con imágenes”. Entonces se dirigio al Club Corazones y me fue demostrando con muchisimo material fotografico que las manos eran la parte principal. Allì estaban, un grupo de mujeres y hombres que los martes y jueves, desde que se instalo la cuarentena y el aislamiento social preventivo obligatorio, preparan una merienda y cena. Al dìa de hoy, 170 raciones.

     

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    Teresa, se sumo al grupo este año, como mencione antes, es estudiante de la carrera que se dicta en el Club, Tecnicatura en Comunicación Popular como extension de la Facultad de Periodismo de la UNLP. Es creativa, tiene mucho impulso por escribir, de hecho años atràs escribia para sus propias obras, vuelca todo lo que sabe en su carrera y ahora en fotografia que es un complemento a la hora de comunicar, asi me lo expresa.

    Nuestro talller de fotografia, siente que expresarse a través de las emociones, porque las imàgenes ademàs de contarnos algo, necesariamente el acto de disparar la camara està impregnado por una emocion, la que nos impera en ese momento. 

    En tiempos de cuarentena donde el aislamiento hizo que transformaramos la manera de encontrarnos para hacer y la manera de hacer el taller.

    Con Teresa, empezamos a revisar fotos de su archivo, para llegar a aquellas imágenes que verderamente la movilizaran, fotos quizàs en las que antes no habia reparado y ahora tenian otro significado para ella. 

    Hoy subo dos imágenes con su historia, para Teresa, esas dos imágenes la llevo a revivir emocionalmente aquellos dos instantes de su vida.

    Teresa, se expresa asì.

     

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    El instante del clic de esta foto fue de mucha satisfacción porque las nenas disfrutaban felizmente aquel momento y aquel lugar, lo que se plasma en la alegría que lucen sus rostros.

       Aquél tiempo fue una bisagra en mi vida; un momento especial, había conseguido, luego de una larga búsqueda, un trabajo estable en el Estado que me daría la solvencia suficiente para poder separarme de un matrimonio que era ya insostenible emocionalmente.

       De inmediato, por medio del gremio, pudimos ir de vacaciones al hotel de Chapadmalal por primera vez toda la familia.

       Esta es una foto que nunca miré detenidamente. Me transmite una emotiva sensación de equilibrio. De un equilibrio que en aquel momento remoto, como el de los sube y baja de las fotos, se hacía pesado de mi lado sostener psicológicamente.

       Veo en esta un pasado muy distante en mi vida que me da una profunda nostalgia recordar. Por momentos me apena ver cómo pasó el tiempo. 

       Es una toma que cautiva mi mirada en busca de penetrar hasta los más mínimos detalles, ahora queriendo descubrir si como duendecillos pícaros, algunos se me esconden entre las sombras.

    La puesta ingenua de las niñas, el amor que emiten sus rostros y la entrega y franqueza con que esperan se dispare el clic de la cámara, me despierta una profunda ternura.

    Me da extrañeza el contexto inhóspito en que se desarrolla la escena del que nada recuerdo, pero sí, lo comparo con el triste y vacío interior por el que estaba yo pasando en aquella época.  Hoy al observarlas detenidamente, esta foto, provocó en mi pecho un gorjeo de sentimientos nuevos… distintos, que no conozco porque nunca los había vivido.

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    Pase…Quieta…Puede salir.

       Aquel día tenía que entregar urgente el trámite. Estaba ansiosa, angustiada e irascible, devorando calles con mis pasos.  Repentinamente, me detuve e hice un paneo con mis ojos a la vidriera y los pose en el muestrario. Miré cada uno de los cuadritos con rostros anónimos. Estaban serios todos, como corresponde. ¡Me saco la foto yá! Me dije. Y entré…

       …¡Cuánto tiempo ha pasado!…

       Ahora entre el plástico transparente ámbar del carnet viejo y vencido, antes de tirarlo, rescaté la fotografía intacta. Fue la última que me sacaron con una de aquellas grandes máquinas cajonosas, que como los elefantes, estiraban su trompa negra y te retrataban para la posteridad.

       Con el pequeño retrato entre mis manos me pregunto ¿Cómo hay tanta luz en mis ojos? ¿Cómo sin sombra cosmética pintó mis párpados? ¿ Como las simpatías  profundizan los hoyuelos, la expresión, la serenidad, y cada poro de la piel fresca del rostro en plenitud.¿Cómo en un primer plano ¾ perfil derecho trascendieron el objetivo ? Si sólo era para un  fin identificatorio?.

        …"Pase", decía el hombre, era para mí un tiempo de curiosidades, dudas, algo de miedo hasta que corría la cortina y comenzaba a tragarme paso a paso la oscuridad poblada de musas sombrosas, telarañas imaginadas y mobiliario oscuro… hasta el aire parecía negro. Respiraba despacio e inhibida tragaba las palabras. El fotógrafo, misterioso…solitario y hetereo  decía:"Quieta" y comenzaba a serpentear hacia dentro del aparato agigantando el misterio de una espera intensa, curiosa, e intrínseca que se extendía con la manga. Cuando el escalofrío comenzaba a anunciarse por el cuerpo decía: "Puede salir". Respiraba hondo y tras  cuatro pasos, abría la polvorienta cortina hacia la vida, que muda, dejaba atrás mis fantasias y temores. No recuerdo haber visto un flash. ¿Lo tendría?…

       Hoy me siento bien dentro de aquel remoto e irrepetible cuarto con el armatoste fotográfico y para mí, fantástico y temeroso entonces. Nostálgica, siento allí mi presencia y mi alma percibe muzas que erotizan mi piel y el mago sin galera se me pierde en los recuerdos. 

       ¿Qué fue lo que aquel hombre mezcló en la coctelera de la máquina aquella, oscura, negra y aparatosa, para que su objetivo pinte a la sazón, en matices entre blancos  y negros y en degrades de grises parpadeantes, las sensibilidades? Si yo pose, como todos los anónimos del collage de la vidriera, para una foto carnet.

       Quizás, de las entrañas de la antigua cámara de precarios recursos técnicos, supieron sus manos sustraer el arte, que su talento entre las sombras tenía oculto, y flashearon por el objetivo: su ingenio sensible, su saber, su poesía y por eso, sin colores primarios y con temple, pintó los brillos que afloran en la iluminación de mi rostro, que ahora los descubro, porque cuando entré, sólo tenía para mostrar mi interior conflictivo.

       Me embarga la nostalgia por volver al cuarto aquel del hombre silencioso, pero ya no se puede regresar. Sólo está presente en mi memoria. Construcción emotiva sin pasado, sin presente y sin futuro. 

       Apretare contra mí, como a la muñequita de la infancia, está fotito. La estrujare para que nada me la arranque, ya que aquel contexto de emociones extrañas, en vivo, no se repetirá jamás y esta fotografía me remontará hasta allí cada vez que la contemple.