El Diario

    hace 31 años ya, el 21 de marzo me llamaron a la guardia del BIM 2 (donde estaba haciendo la colimba) y nos comunicaron que íbamos a Malvinas… si me permiten, voy a tratar de contarles día a día, todo lo poéticamente que pueda, aquella historia que aún hoy no ha alcanzado ni siquiera la justicia de saber qué pasó… por qué los genocidas también hicieron terrorismo con nosotros… por qué aún hoy hay algunos que quieren confundir la Patria con su sobrevida personal… por qué aún hoy andan tañendo clarines de una batalla que no sólo abandonaron allá si no que la siguen mintiendo con cobardía… ahí va la primera parte de aquella historia:

    Mario Almonacid, primer colimba muerto en la guerra, el 3 de abril de 1982, estuvo allí, en ese edificio de la guardia del BIM 2, escuchando la sentencia: “vamos a recuperar las Malvinas”, dijo McGough… y hoy sólo quedan jirones de mi corazón…

    En una escuela del pueblo, tu nombre flamea y no se va a deshilachar nunca…

    Milicos/colimba
    Nombres con que los lenguajes decidieron ocultar la vergüenza de palabrear la mugre, el odio y el desprecio.

    Hay quienes sueñan, quienes desean, quienes recorren las noches con el alma desnuda y otros que la llevan a buen resguardo…
    Pero hay quien desea pesadillas… y es tan humano como vos y como yo… aun cuando las haga realidades, de noche y de día…
    Quizás se trate de juntarnos, por las noches, abrigar las almas y hacer de las pesadillas un mero sueño, que solo pueda recordarle a las realidades los abismos por los que andan circulando, a veces.

    El 22 de marzo de 1982… la mañana nos trajo la imagen de un Batallón de Infantería de Marina N°2 lleno… aclaro que en aquel Batallón las distancias y los edificios eran tan gigantes que los 600 colimbas que lo teníamos como destino no le hacíamos sombra en lo cotidiano, en la “normalidad”… pero ese lunes parecía un hormiguero… y pensamos “otra vez estos milicos con sus payasadas”… pensamos que el anuncio de que íbamos a Malvinas era otro ejercicio de esos “sesudos” que siempre hacían aparecer a los “subversivos” desde adentro de una casa urbana… donde nos enseñaban que no había que tirarles a los chicos… que esos eran criaturitas de Dios a los que había que darles otros padres para que crecieran derechitos… pero no… los rostros de los milicos estaban demasiado serios… es más, no nos “bailaban” porque caminábamos o no caminábamos… no nos imponían algún castigo porque el “birrete” estaba mal alineado o los borceguíes no relucían con el grado de relucimiento que nos exigían al lustrar los suyos… estaban serios… con otra concentración…
    Ese lunes tuvimos que chequear si la ropa que teníamos estaba en “buenas” condiciones!!!… parecía joda… pero no… algo había que estaba ordenando todo hacia otro destino… (vuelvo en un rato)…

    (La sigo)… todavía es el lunes 22 de marzo de 1982… yo gastaba 19 años y Mario Almonacid se enteró que cambiaba de “destino”… que por algo que no comprendíamos, él y otros tenían que irse de la compañía Comando a la Eco (que era la de “tiradores”… la tropa más tropa de todas)… un tiempo después nos enteraríamos que juntaron a todos los hijos de chilenos, de “subversivos”, de presos, de “distintos”, en esa compañía… que era la que si se armaba la gorda iba a ir al frente más frente de todos… la carne de cañón, se entiende ¿no?… solidaridad e inclusión social que le decimos ahora…

    A eso de las 15 hs, luego de haber comido una comida como la que hacía mucho no comíamos, Mario y esos “otros” compañeros llenaron sus bolsos marineros y partieron marchando hacia la Eco… al pasar me guiñó el ojo y el Pocho Garcilazo se agarró el “bulto” y sonrió con esa mueca que aún hoy conserva… mezcla de sabiduría, tristeza y coraje… ninguno intuía lo que venía… pero ninguno dejó de ser lo que profundamente era…

    años después vi una película que de tan extraordinaria me hizo pensar que el maestro Kurosawa en sus “Sueños” había andado por mis peores pesadillas… ahí, en el episodio del batallón de muertos que no quiere quedarse en la muerte, no sólo estaba Mario si no que también estaba una parte de muchos de nosotros… y sólo ahí, al ver el film en una hermosa noche de verano mirando la peli desde el patio de mi casa platense, rodeado de Manuel, Camilo y Lili, terminé de decidir que tenía que dejarlos ir… que ese batallón de fantasmas necesitaban que nosotros los dejáramos ir… que debíamos ser fieles a su legado… pero que ellos debían poder partir definitivamente… que no debíamos embalsamarlos con el recuerdo… que debemos guardarlos en la memoria para que el futuro que ellos perdieron lo ganemos en su nombre todos los demás…

    ese lunes 22 de marzo de 1982, luego, sólo fue un recorrido por mayores certezas… hacer un ejercicio de traducción inglés-castellano y castellano-inglés de un comunicado de una ocupación “pacífica y patriótica”… pasar por el pañol de Armas y recibir por primera vez 5 cargadores de un FAL que no tenía, completos de proyectiles de “veras”… recibir una arenga acerca de la necesidad de no hablar con nadie de lo que se venía (“ni siquiera con su compañero de culo, pedazos de maricas” fue la consigna amable del Teniente Martinelli… que era mi jefe pero que ya empezaba a dejar de serlo para siempre (pero esa es otra historia)…

    luego, a la noche, el Gringo Alejandro Luna, hermano de la vida y también de la sobrevida (aunque no lo volví a ver nunca más… y sé dónde vive… y me sé el camino paso a paso hasta su casa… en su Coronel Moldes), aprovechó la concentración de los Capitanes, Contralmirantes, Tenientes, Comandos, y le birló un Chivas Regal al Gordo Paiba (Capitán de Navío por entonces, genocida procesado y creo que ya condenado por ahora)… esa noche, los choferes y asistentes le hicimos cosquillas a las estrellas más estrellas del fin del mundo (¿o no, Arturito?)… sin saber que ahí nomás, cruzando la calle del estacionamiento, en el primer piso del edificio de la Comandancia, tras la ventana de la Sala de Situación, Giacchino, Seineldín, Pita, Weinstabl, Manzor, Di Paola y otros que a esta hora no me llegan, estaban craneando el Operativo Azul (que luego, por obra y gracia del religiosismo de Mohamed Alí pasó a llamarse Operativo Rosario… sé que en honor a la Virgen del Rosario… pero podría poner que quizás le estaban homenajeando la obra que había hecho el Supremo Leopoldo Fortunato Galtieri en el comando del II Cuerpo de Ejército, robando, violando, secuestrando y torturando como toda obra de justicia y valentía)…

    Y ya son las 00 del sábado 23 de marzo de 2013… queda para mañana, martes 23 de marzo de 1982, el momento en que terminamos de tomar noticia de que ya no había vuelta atrás… el cruce de Condorito con Giacchino… el armado del cajón con los papeles y el armado de los bolsones conteniendo una bolsas negras más grandes que esas que hoy llamamos de consorcio… también cómo cantamos Catalina, Bahía y no pudimos volver a escucharla nunca más sin pensar en dónde queda la inocencia cuando uno pasa por el ojo del huracán de la violencia más y menos pensada… que durmamos bien… mañana empieza un baile con ritmos que no conocíamos…

    Martes 23 de marzo de 1982, día soleado en la Base Baterías de la Infantería de Marina, más precisamente en el BIM N°2… no hace calor pero el tiempo se empieza a encender… ya está claro que a algo le vamos a tirar. Los proyectiles de FAL se ordenan en un cargador que no tiene nada de Rambo pero que se parece bastante a la mítica Caja de Pandora… esperaba no tener que abrirlo, pero ahí mismo quise entender cuál sería la esperanza que me quedaría al final de la derrota (escribo derrota pensando en derrotero, pero no le queda mal al futuro que ya les empiece a anticipar que perdimos, que perdimos, que perdimos mucho más que la derrota…).
    La mañana nos dio minutos y horas como nunca antes hasta entonces… entre diana y el desayuno, la formación para izar la bandera fue concreta y sin “baile”… ni siquiera para el Gringo Palmieri (al que lo habían rebajado de dragoneante a soldado raso porque se le había parado al “Indio” cabo primero Córdoba para que no nos pegara más con el cinturón Tempex cuando girábamos “alrededor mío carrera march”)… en el desayuno nos dieron una orden concreta: “de 1400 a 1800 la tropa tiene que alistar la ropa térmica y verificar nuevamente el mecanismo de su armamento”… ¿4 horas sólo para eso?… o estábamos al horno y a los 10 minutos iba a llegar algún guardiamarina castigado a demolernos a “bailes” o los milicos necesitaban tiempo para algo (nunca íbamos a pensar que lo que era imprescindible era que no pensáramos en metáforas… que ordenar la ropa térmica no era un engaño para algún sufrimiento inútil… que verificar el mecanismo del armamento no era revisarnos “las bolas para ver si teníamos ladillas”)…

    …sigue el 23 de marzo de 1982 en el aire… 1800 horas (jua!… hasta ahí decíamos las 6 de la tarde, pero el Teniente Alcaraz había conseguido un traje camuflado yanqui y todo se volvió de peli de guerra… hasta las horas)… 1800 horas y repasada la ropa y el armamento (yo seguía sin mi FAL pero vacié y llené los cargadores un montón de veces… no fuera cosa que alguien estuviera mirando y yo sin hacer lo importante)…
    Ahí nomás, tipo 1815, apareció el Capitán Juan Ronaldo Gough (lo mencioné en un posteo anterior como Mc Gough, pero en verdad no tenía Mc antes ni después) y voceó “Giordano, Bossi y ¿? (nunca pude recordar el nombre ni el apellido del “Pucho”… ojalá que alguien lea esta botella en el mar del féis y se la acerque para que pueda aparecer por entre las nieblas de mis recuerdos)”… “a la Guardia”…
    Ya en el edificio de la entrada al Batallón, nos precisó que estábamos aislados a partir de ese momento… que toda la información a la que desde entonces tendríamos acceso era Secreta y que cualquier filtración él mismo (Gough) se iba a encargar de fusilarnos… manteca (que es lo mismo que decir “mamita, qué susto” pero en moderno juvenil)… le creímos… y raudamente nos hicieron zambullir en un río de siglas y alias… “Grupo 40.1.1.”, “Jefe Azul 1”, “Rojo 3″… “usté es boludo, yordano, o practica para que yo lo recontrarecague a patadas en el culo” (era una pregunta retórica… no esperó la respuesta… me dio dos patadones en la parte superior de la pierna, justo ahí)… “García Quiroga va a estar al frente del equipo 2″… “Carballido trae el mapa de la entrada por el sur”… “decile al Alemán (Raúl Alfredo Weinstabl… comandante del BIM N°2… después jefe del Servicio de Inteligencia Naval – SIN… entre otras cosas, según cuentan los que lo quisieron poco y los que lo investigaron mucho) que nos habilite las claves para pedirle al gordo Payba (Hernán Lorenzo – Capitán de Navío – Comandante de Logística del Operativo Rosario – procesado y creo que condenado por crímenes de lesa humanidad) las raciones”… y todo siguió así por casi todo el tiempo del día, la noche, los días y las noches de aquel presente y casi toda la posguerra… siglas, claves, señales, semas, morfemas, barbarismos, alias, eufemismos… hablaban raro dijo un compañero… hablábamos raro, se los digo yo… ya vamos a llegar a ese punto…
    A las 2200 Condorito salió del Detal General riéndose luego de haberse tirado un pedo y encerrándonos con el olor adentro… quedó en el pasillo, justo frente a un teniente de navío vestido de combate… sin mediar palabra, Giacchino le pegó una trompada en el pecho y sólo después de un rato en que el Cabo Segundo Godoy le hizo reanimación pudimos contar con Condorito en condiciones de irse a dormir (no para nada más, claro está?…
    Antes de la medianoche, alguien, creo que el Teniente Cita (de quien mucho tiempo después vi una foto en la que se denunciaban a represores, pero estaba con otro nombre), nos ordenó bajar de un camión, unas bolsas negras de plástico, grandes, como para “envolver a un fiambre” dijo José Irazoqui sin que nadie comprendiera que ese era justo el destino pensado… las doblamos bien y rellenamos esos bolsones blancos de tela trenzada que tienen o tenían el escudo de la Armada…
    Mientras tanto el Pucho, empezó a cantar Catalina, Bahía de Pedro y Pablo… no sé por qué… y Bossi puteaba…
    Mucho tiempo después recordé aquella noche en un fragmento de carta:

    Canciones perdidas…
    Catalina bahía fue nuestro esfuerzo inútil…
    Aquel con que toda víspera de batalla atiende a
    los soldados.
    Vos la tarareabas y ninguno de los dos recordaba
    la letra…
    mientras Bossi fumaba por ahí y puteaba por los
    borceguíes nuevos… “me van a lastimar y estos dos
    cantan mariconadas…”

    … y ahí nomás, se hicieron las 2400 y como no quedaba más nada en el contador, para el contador, empezamos a reír con el Tío Traverso y el Trompa… pero esa es letra para mañana… gracias por seguir ahí… ustedes son el reaseguro de que no nos corten la cabeza cual Scherezade en las Mil Noches y Una Noche…

    …decía ayer, nomás, que el 24 de marzo de 1982 empezó temprano… a las 0003 (que es como un juego incomprensible de la matemática… salvo que uno ande buscando infinitos finitos… así los definió una vez Lorenzo Iparraguirre antes un parcial de Análisis I en el por entonces IMAF de la UNC, cuando en la entrada te palpaban de armas y hacían volver a los que no se habían afeitado… 1981 decía el almanaque… perdonen la digresión)… a las 0003, entonces, nos escabullimos con el Viejo Traverso (de Rosario, hacía la colimba de Viejo por una prórroga universitaria y era un extraordinario dibujante y tipo) y el Trompa (que fue el tipo que más me hizo encanar en toda la colimba… a las 6 de la mañana de todos los días, él intentaba tocar Diana con la trompeta y el sonido incomprensible, mezcla de pedos y aullidos, me sacaba una carcajada de inmediato… y, de inmediato también, el Indio (cabo) Córdoba me agarraba -si, con sus garras- de la oreja derecha y me bailaba rapidito como para no importunar la ceremonia marcial inicial de cada día en el infierno que nos habían elegido)… y el Trompa, sigo… nos escabullimos al comedor de Oficiales y nos dimos un banquete con las sobras baboseadas de tanto milico represor, cobarde y entreguista (sólo muchos años después vi tamaña degradación humana al encontrarme con grupos de “escarbantes” de basura orgánica en los tarros de basura de los restauranes de Puerto Madero, promediando los años 90)… pero ahí estuvimos, semihumanos, animaleados de hambre y rapiña, subsumidos en un mundo que nos ordenaba hacia la inhumanidad… como comprenderán, ninguno de nosotros pensaba ni incluía algún aniversario o recordatorio de lo que había pasado 6 años antes…

    …sin embargo, un rato después, a las 0600 volvió el Trompa a desafinar, volvió el hijueputa del Indio a esperarme, volvió el baile, volvió el Viejo (Tío para otros) Traverso a mirarme por sobre el hombro y reclamarme que superara esa carcajada nerviosa que parecía más un reclamo de perversión que una salida libertaria…
    Pero lo que fue inusual fue la arenga y el arengante… todos los días se presentaba el Alemán o sus sucesivos Segundos Comandantes y sólo saludaban u ordenaban el inicio del movimiento de “orden cerrado”… pero el 24 de marzo de 1982, en la Plaza de Armas del BIM N°2 Ec. de Baterías, el discurso lo dio un flaco alto con uniforme de combate (el camuflado oscuro) que se llamaba Carlos Busser y era Contralmirante y Comandante de la Infantería de Marina…

    …hice una pausa como una trampa para que creyeran que el tipo iba a anunciar algo hacia el futuro… no, claro que no… como no hicieron luego los carapintadas de Aldo Rico o Mohamed Alí Seineldín cuando se alzaron no para reivindicar alguna acción heroica sino para exigir la Obediencia Debida o el Punto Final… no, claro que no… Busser, el que después muchos nombraron héroe, lo hicieron su Jefe, y lloraron patéticamente su muerte como si tuviera algo más por hacer, ese Busser nos arengó acerca de la victoria de las Fuerzas Armadas sobre la subversión apátrida, sobre los lavadores de cerebros, sobre los “internacionalistas”, sobre los ateos… se reivindicó a sí mismo como parte de las tropas de ataque a los enclaves del “terrorismo” (antecedentes que luego negó sistemáticamente cuando la Justicia del período de elecciones constitucionales lo citó y le demandó Verdad)… Esa arenga la escuchamos los 800 hombres que estuvimos ahí y sé que todos la recordamos… aunque estoy seguro también que habrá muchos que aducirán el paso del tiempo como excusa para no contradecir las órdenes sociales y políticas de la Autoamnistía, de la Desmalvinización, de la Teoría de los Dos Demonios, de los Indultos, de la Pacificación, de la Memoria Completa, de la Pando y el Balza, dos caras de la misma moneda…

    24 de Marzo de 1982… no hubo mucho más ese día… sólo la reflexión posterior, mucho después, de cuánta complacencia social, humana y política, de cuánta complicidad institucional, de cuánta miseria autojustificatoria, fueron necesarias para que la lucha que pronto se vino en aquel otoño del 82 fuera tildada de “patriótica”, de “gesta”, de “heroica”, y la que decidieron jóvenes como nosotros unos pocos años antes fuera que el mismísimo Demonio se habían encarnado en los cuerpos humanos bajo la convicción de armarse para defender a la Patria… no tengo muchas esperanzas de ser acompañado en esta reflexión, pero sé que mi inconsciencia al inicio del combate contra el “enemigo histórico de la Nación argentina y latinoamericana” era inversamente proporcional a la de los jóvenes “imberbes” que movieron la estructura social, cultural y política del país con su movilización y convicciones en los años 60 y 70… ah!, por las dudas, ahórrense el discurso sobre qué hicieron los jefes o si transaron o no con la Dictadura, o si eran peronistas o si radicales… esa es una discusión que no doy en este tema… estoy hablando de la conciencia de jóvenes de entre 19 y 28 años para enfrentar batallas más lejos o más cerca de la responsabilidad individual, colectiva, social, histórica, humana… 24 de Marzo de 1982, Nunca Más… 24 de marzo de 2013, Nunca Menos… hasta mañana…
    25 de marzo… en 1982, el día amaneció lloviendo en el BIM N°2… eso aseguraba algún respiro para el físico cuando la cotidianeidad era normal… quizás era día con tiempo para escribir cartas a la familia y a la/s novia/s… o para arreglar alguna costura que no resistió a la fajina…
    pero ese día, como en todo aquel tiempo excepcional, todo fue ordenar y escribir papeles… recuerdo (me recuerdo y les recuerdo) que los papeles se escribían a máquina de escribir mecánicas, con papel carbónico para hacer copias y que si éste era usado más de dos veces, las copias legibles eran sólo dos… así que si se trataba de más, la cosa era a repetición… ese día tipeamos 23 veces yo, 22 José Irazoqui y no sé cuántas alguien más, una orden de disposición de combate que fueron a parar a una destructora de papeles a eso de las 2200 porque llegaron informes sobre la imposibilidad de desembarcar directamente por el muelle de Port Stanley (hasta entonces lo teníamos que tipear así)… esta anécdota parece trivial, pero los sesudos informes de inteligencia previos, a 7 días del desembarco, aún no habían avisado que el calado del ARA Cabo San Antonio no daba para atracar mansamente en el muelle de madera de la FIC (Falklands Islands Company)… por ejemplo, digo… bonitos… impunes… cobardes… traidores a la Patria… ups, disculpen… tuve una interrupción de algún subversivo apátrida… ordeno la tropa y vuelvo… mecachendié…

    …les decía que el día 25 de marzo comenzó lluvioso, lleno de papeles por triplicado y hasta el hartazgo… en medio de eso, el Capitán de Corbeta Martín Arrillaga nos mandó al Comando de la Base Naval Baterías para que le trajéramos unos papeles “secretos” que nos debía pasar el Capitán de Navío Pita… el Pucho (sigo sin recordar nombre y apellido) cantó truco primero y nos tocó a Bossi y a mí la encomienda… el paquete no era tal, sino que los rollos de mapas casi llenaron la cabina de la dodge verde… es decir, volvimos en la chata descapotada mojándonos mientras el Indio (cabo primero) Córdoba se nos reía ladino desde el reparo… (ustedes dirán que estoy medio insistente con el Indio Córdoba… ya vendrá la explicación de la mención… todo sucedió cuando estábamos por embarcar… esperen un día más…)
    Los mapas ya no dieron lugar a dudas… eran cartas de navegación y planos topográficos de las dos islas grandes de las Malvinas (pronto aprenderíamos que las Malvinas es un archipiélago de más de 180 islas e islotes)… o los milicos estaban produciendo mucho mejor sus ejercicios paródicos de combate o la parodia podía ser tragedia…

    …el teniente de navío Roscoe, pelirrojo y seco, nos miró muy serio y nos preguntó graznando acerca de si habíamos visto de qué eran los mapas… Córdoba, el Indio, cabo primero infante, dijo que sí los habíamos visto… que él no… pero que nosotros sí… era tan cobarde, pero tan cobarde…
    Roscoe ni siquiera nos miró luego, pero tomó varios mapas y nos ordenó seguirlo con los demás rollos…
    la lluvia arreciaba y la punta de los rollos sobresalía de las capas impermeables… en cualquier otro momento el papel mojado de los extremos hubiese significado no sólo un castigo de movimientos físicos si no un golpe que no hubiésemos podido devolver… pero ese día ya no había ni siquiera tiempo para acordarse que esas sombras que éramos también pudiéramos pensar, sentir, vivir…
    la operación, supimos mucho después, se había lanzado… a pesar de que no estaban los planes ni las decisiones totalmente tomadas, los servicios secretos ingleses ya habían recibido la información que les proveían los destacados miembros de la rancia oligarquía de la cancillería argentina… o los destacados espías del recontraespionaje naval (esos que luego vendieron las fotos que el Teniente Sgut sacó del Belgrano hundiéndose o los que siguen escondiendo los archivos de quiénes fueron los que efectivamente entraron en acciones de combate en el TOAS para no reconocer la vergüenza de los barcos inmóviles en Puerto Belgrano o…)
    Desde el 15 de marzo la operación de recuperación de Malvinas estaba en los cables cifrados que cruzaron el océano y llegaron a las mesas de la planificación política, estratégica y militar con que Margaret Thatcher pudo diagramar su futuro y el reverdecer del colonialismo decimonónico…
    Y estos capitanitos jugaron a los soldaditos en una mesa que se armó en la planta alta del edificio comando del BIM N°2… yo, nosotros, Bossi, el Gringo Luna y yo, la vimos ese mediodía del 25 de marzo de 1982…

    …a media tarde, al terminar de tipear las órdenes inútiles, las copias inservibles, Gough creo, nos pidió llevar a Inteligencia (el Capitán Carballido, el cabezón, un gordo serio y misterioso a nuestros ojos desaforados de novedades) un mensaje para que lo cifraran y lo enviaran al Vicealmirante Juan José Lombardo… ya estábamos listos, el 26 embarcábamos… lo leímos en el camino y la adrenalina no nos esperó… tanto Alejandro como yo supimos que nada sería igual… no sabíamos cuánto, cuándo y cómo, pero sí sentimos la extraña sensación de que la historia podía parirnos o abortarnos… y nos juramos, en ese camino de 300 metros entre la Guardia y el edificio Comando, que no nos íbamos a dejar que nos doliera… así de simple… ustedes se preguntarán por qué nos prometimos eso, uno al otro… la verdad es que sólo queríamos que no nos doliera… que lo que pasara, no nos doliera… no si volvíamos o íbamos… no si él o yo… o los dos… que no doliera… como una promesa utópica pero que nos permitiera caminar sin tanto miedo… aquellos 19 años empezaban a sobrarnos para comprender que la Patria era algo más que los grititos enardecidos de los que ladraban un !Viva¡ para actuar un rol que temían más allá de sus reales convicciones… (y esto sigue siendo aún así con los nostálgicos tigrecitos de papel del nazionalismo vernáculo)…

    …por fin, al cierre de la noche, el guardiamarina Manuel Tomé nos cruzó desde su perdida juventud todavía solidaria y nos mandó a dormir… “mañana van a tener que demostrarme que son soldados”, dijo… y nosotros, que queríamos volver a casa, sin embargo, sentimos una extraña sensación de orgullo de la que aún hoy no podemos nombrar sin sentir un poco de vergüenza y el mismo orgullo… (tiempo después, en un discurso compartido, Miguel Angel Trinidad y Fernando Magno, me enseñaron que nuestros uniformes no estaban manchados de sangre compatriota derramada en las mesas de la tortura de las vejaciones a indefensos… o Rodolfo Carrizo y Gastón Marano, que me hicieron sentir por primera vez que la mucha o poca entrega había sido solidaria con la lucha histórica por la liberación nacional… o Ernesto Alonso y Mario Volpe, y Luis Garcilazo, y Orlando Pascua, y Manuel de León, y tantos queridos compañeros ex soldados combatientes, que me rescataron de las negras profundidades en que la derrota física que los milicos nos infligieron)… y nos fuimos a dormir, a una cuadra (así nombrábamos a los dormitorios colectivos) que bullía de sueños de paz y pesadillas de muerte…
    mañana será otro día… seguramente alguien volverá a arengar con un discurso…
    “Discursos…
    Discursos como banderas. Discursos como bloques de plomo.
    Hay actos y festejos donde es posible escuchar discursos que deciden creerse solo a sí mismos.
    Hay actos, festejos, tras los cuales salimos convencidos a encarar la vida, la muerte y la soledad, todas juntas.
    Pero hay otros a los que decidimos creerles antes de escucharlos… esos son de los que debemos cuidarnos…”
    (años después, en los laberintos de mi cabeza, encontré este poema que debería haber escrito en esa noche pero que sólo pude recoger cuando todo era muy tarde)… que duerman bien… ya no hay vuelta atrás… mañana embarcamos…

    … cargamos el cajón verde oliva con los papeles y la máquina de escribir… más nuestros respectivos bolsones portaequipos… más una mochila con un equipo de comunicaciones… el casco… por supuesto con los cargadores llenos y ahora sí con un FAL Para… reluciente y misterioso (sabía que tenía un par de días para aprendérmelo de memoria, muchacha de abril… digo, parafraseando al gran Leonardo, el nuestro)… nuestro lugar fue el segundo sollado (así se le debe decir a cada cuarto estanco que compone cada cubierta en un buque… y que generalmente es usado para dormir)… entre cientos de cajas de municiones… lo que se llama un polvorín flotante y nosotros en medio… prestándole nuestros mejores sueños, escribiendo las cartas últimas llenas de amor y desesperanzas… apoyados ahí, sobre cientos de miles de “instrumentos de paz”… je… alguno creerá que es una ironía… no, no, no… es una cita… lo dijo Manuel Medina, obispo de la Armada, en la misa que esa tardenoche dio en el sollado de arriba, sobre el altar hecho con otras mismas cajas de municiones (creo que éstas eran de PDFs o algo así… más grandotas, más mortíferas, más… menos)… “muéstrenme sus armas”… “pónganlas a mi vista”… “ego no sé cuanto”… “sanctificarum”… y las roció con agua bendita de la cantimplora que le llenó creo que Zapico, negrito hermoso, de Trevellin si mal no recuerdo, que le llenó la cantimplora a Medina, obispo castrense, en el agua podrida de la ría de Puerto Belgrano… “pueden usar estas armas como instrumentos de paz, instrumentos de luz”… “la Patria los absuelve de culpa”… “¿dijo la Patria?” preguntó el Pucho (sigo sin acordarme el nombre… le decíamos Pucho porque era fumón pero no conseguía y la voz cada vez se le ponía más ronca… como el Pucho de Hijitus… pero este era más de Neurus)… y ahí nomás, Medina, lo fulminó con la mirada… “dije Patria, que es decir Dios en la Tierra, gracias a nuestras Fuerzas Armadas”… el Pucho fue a preguntar otra cosa y supongo que mis ojos fueron tan expresivos como el mejor freno inhibitorio de aquella casta monja que se desmayó ante la belleza desnuda del David de Donatello y que cuando despertó pidió “por Dios, un hombre” (linda síntesis hizo la monjita, pero no pasó de ahí)… y mi mirada debe haber sido tan convincente como el aire que le faltó a la hermanita de la caridad… el Pucho no preguntó nada y Medina nos empezó a repartir hostias y hostias… ustedes entienden el por qué de la repetición (el word del féis me lo resalta como un error, pero le insisto que unas eran una cosa y las otras aún hoy nos siguen alimentando el asco por esos “hombres de Dios”… y no me digan que no lo eran… si a Medina hasta le vi algún raspón hecho por algún Espíritu Santo que se parecía demasiado a Alcaraz… pero de esto no voy a hablar… como el Pucho, que se me enojó y me juró que no iba a usar más las preguntas… espero que no haya cumplido… justo él, que se sabía todas las respuestas…
    En fin, mis queridos leyentes, que esto que debía ser una crónica y por tanto ordenada y ordenante se ha transformado en un laberinto casi inviable para poder compartirles la historia de guerra que muchos esperan… prometo, mañana, cuando ya estemos en marcha paralela a la costa pero con indudable destino austral, ordenar los recuerdos en línea recta, con los borceguíes lustrados y cumplida la primer revisión del FAL… prometo que les voy a hablar de olas más grandes que las que soñé en las peores pesadillas, prometo que voy a enseñarles a mirar con mis ojos cuando todo el universo se ordenó en el baile macabro que sucede cuando una flota de guerra emprende el destino final y no duda… prometo no eludir más el diálogo entre mis miedos y las preguntas que ustedes demoraron 31 años… espero que estén ahí mañana… justo en el día de hace una vida, casi en Malvinas…

    “… sábado, chicas para salir… sábado, tengo un billete de mil… sábado…” decía una canción de los años 70 que fue la década de Merced, mi hermana, mientras yo pensaba que la vida era el Gimnasia, la pelota Pulpo de goma, el patrio del taller de los Giordano, los “barrio contra barrio” contra los del Suncho o la canchita de Molnar… oia dije patrio!… ¡¿lo que es la cabeza cuando anda cruzando charcos para llegar más lejos, no?!… yo pensaba que la vida eran los sueños que soñábamos con el Dani (Daniel Noel), con Fernando Ricci, con Juan Alberto Tosello, con el gato Garat, con Huguito (Hugo Muguerza), con el Lalo Gollino, con las hermanas Ruffini, con la hermosa Sabri (Sabrina P. Gribaudo), con la gachi (Graciela Fanucchi), con el Miguel Carletti, con el patito Toyos, con Daniel su hermano, con el Julio Nápoli, con Sergio… y fue sábado el 27 de marzo de 1982 cuando en medio del rumbo hacia el sur, embarcados en el Rompehielos ARA Almirante Irízar, me acordé del Dani… de cómo andaría, de quién sería su novia, de cómo andarían Ester y el Perro viejo, de Josecito… de si le habría tocado la colimba… de dónde tendría destino si si… y todo eso en un instante, apoyado en la puerta estanca de la cubierta superior trasera (desde donde podía ver claramente la H en medio del círculo blanco de la pista de helicópteros… desde donde en poco tiempo, ni lo intuía, iba a partir hacia lo que no podía poner ni en palabras)… ahí, sin confiar ni un segundo en las fuerzas extrañas del azar, el destino o algún designio divino, levanté la vista y miré cómo el ARA Cabo San Antonio (el BDT… faaa… lo que son los milicos para abreviar la pornografía… el Buque de Desembarco de Tropas) le pegaba a las olas mansas del mar argentino a la altura de Puerto Madryn ya, con una violencia que no entendí hasta que me explicaron la diferencia hidrodinámica de una quilla pensada para entrarle a los hielos antárticos y una panza chata que sirva para que bajen tanques, tropas, vehículos anfibios… yo iba en el rompehielos, Dani en el Cabo San Antonio… su destino había sido el RI25, su jefe el
    delincuenteaguerridojefeveneradorepresorcombatientecarapintadamesiánico y tanto más Mohamed Alí Seineldín, y su preparación unas pocas horas de “orden cerrado” que era el eufemismo para la práctica autoflagelante de la tortura hecha marcialidad y, para colmo, “patriótica”… ahí iba el Dani… y yo volví a mis necesidades… en un rato había decidido escribirle a la Tía Ñata… no sabía bien por qué, pero ella siempre estuvo al final de mis torpes intentos de salir de la brutalidad provinciana… ella, yo sabía, escribía bellamente y a mí, sin poder decirlo públicamente, me seducía la poesía… con ella no me sentía maricón por eso… y en esos días, las consonancias eran el único orden al que podía apelar sin desgarrarme la razón…

    … por fin, ese sábado no escribí nada… ni a la Tía Ñata, ni a mamá y a papá, ni a Merced, ni a Lili… tampoco escribí una idea que me andaba dando vueltas… luego de dormir una siesta de esas que nunca había tenido oportunidad en toda la colimba, y que no volvería a tener (creo que hasta hoy mismo, que me estoy prometiendo que este sábado sí… en honor al cumpleaños 31 de aquella siesta monumental, acunado en un vaivén que empezaba a hacer mella en los equilibrios de colimbas y milicos), me acurruqué esperando el llamado a cenar o a alguna reunión donde nos indicaran los movimientos que le tendríamos que imponer al cajón verde oliva (ese que cada vez pesaba más y no importaba que le sacáramos papeles… se le iba colando la historia y esa sí que pesa cuando arranca a los tiros)… y ahí, en esa duermevela ilógica, en esa quietud a contramano, en esa paz aparente, me puse a pensar en Lili… Liliana Cornejo, mi amor de entonces… y se me abrió el mar y la tierra y el corazón y el alma… se me abrieron, se me partieron, se me desgarraron, violentamente… es que de repente pensé que quizás no la volvería ver más… y no hay conciencia ni razón que soporte esa certeza… hay que anularlas, bloquearlas… hacer que el hueco no se llene… por que no se puede ir a la guerra con el amor en el cuerpo, en los ojos, en la pasión, en el futuro… yo se los digo en serio… si piensan en ir a la guerra, en hacerla o provocarla, renuncien profunda y rotundamente a todo aquello que signifique amor… ni siquiera el abstracto amor a la Patria sirve (ya lo voy a explicar más adelante… si me acuerdo)… y entonces le dije “chau, piba… espero encontrarte, vivo, a la vuelta… no puedo ni quiero llevarte conmigo…”
    Y no fue solidaridad ni valentía, ni conciencia ni certeza… sólo fue que tenía el pecho abierto de par en par y así no se respira… y sabía, bah, intuía, que iba a necesitar aire fresco para desagarrotarme el cuerpo, el corazón, los ojos, la pasión, el alma, el mar y la tierra, cuando todo terminara… el último pensamiento fue “ojalá que ella esté ahí y reconozca al que seré”…

    … esa noche cenamos fideos con tuco… y yo ya estaba cicatrizando… casi listo para entrarle de a puñados a la inmensidad…

    …mañana, 28 de marzo, en 1982, hubo tormentas… ya verán… que disfruten el descanso… cuando empiece el viento no habrá más calma (dicen que así se siente uno cuando empieza la muerte…)… abrazo compañero, compañeros…

    28 de marzo… ¿es 2013 o 1982?… ¿es jueves o domingo?… estar acá, escribiendo en este cuaderno con tapas negras y el escudo de la Armada me ha hecho perder el sentido del tiempo…
    recién intenté ir hasta la cubierta pero ni siquiera pude pararme… esto se está moviendo demasiado y nadie se está moviendo ni para darse vuelta en la bolsa de dormir… ¿es de noche o todavía es la tarde? (en realidad eran las 6 de la mañana del 28 de marzo de 1982 y el pasaje entre la Isla de los Estados y las Malvinas nos estaba cobrando la osadía de cruzarlo sin ofrendas y con ofensas, digo municiones, digo armas, digo genocidas en tren de autogestionarse un perdón patriótico… ver si llegaban a herir a algún inglés quizás le tachara de la lista a los cientos de compatriotas que habían torturado, violado, secuestrado…). Eran las 6 de la mañana y ya no se podía dormir más… el ruido era importante y había algo que gemía en las paredes de acero… Decidí que era de noche y me escondí junto a una de las columnas… no había “ofiches” ni “zumbos” cerca pero era mejor estar prevenidos… ya me lo habían dicho: “yo le voy a decir cuándo tiene que escribir la carta a sus padres… antes es mariconear”… pero yo había empezado el “queridos papá y mamá…” y quería escribir, escribir, escribir… como si fuera la última vez que lo pudiera hacer… el ruido seguía en aumento y el montacargas tironeaba como un caballo salvaje… los cabos (las sogas de acero) chirriaban de tensión y parecía que iban a resistir… por lo demás, el silencio humano era estruendoso… ni nos mirábamos… si les parece, los dejo un rato mientras pasa la tormenta…

    … hace una eternidad ya, recordé aquel 28 de marzo también… y lo puse en una carta que no mandé… se las comparto… la escribí aquella tarde cuando el terror por la inmensidad de la tormenta impedía que pudiera pensar en nada más… mucho tiempo después, casi 10 años, pude dejar de temblar y ponerla en letras sobre un papel…
    Se las transcribo…
    “Escribir. Como si en ello me fuera la vida.
    Mientras afuera, ahí nomás, atravesando una delgada plancha de metal, montañas de agua se desplomaban y saltaban y marejaban, ballet furioso, canción pesada, alucinada pretensión de muerte.
    El mar parecía no aceptar el recorrido… siempre pensé que al momento de una tormenta en el mar, ahí cerca, había un límite a partir del cual todo era calma y horizonte… no aceptar el recorrido. No dejarnos pasar sin costo. Mientras tanto, escribir.
    Como conjurando tanta tempestad en un miedo peor: no poder decir antes lo que ya nunca diré. Porque ya no habrá tiempo ni lugar para decirlo.
    Escribir una carta, la última. Sin caer en la certeza de que -lo más posible- esas cuatro o cinco hojas se vayan hacia abajo conmigo, cuando el ruido ceda al agua y busquemos con los ojos la última luz.
    Escribir. Que no me olvide de nadie. Que cada uno se sienta reconocido. Que cada quien reciba el inútil gesto de la memoria.
    Escribir. La carta. La última. Con nombres propios ya tan extraños. Nombres de palabras cortas, ya tan extrañas. Extraños con nombres conocidos. Sonidos que habían significado algo hasta recién, cuando apareció una figura de agua y hule en el espacio de la puerta estanca y gritó: “¡los del primer turno de guardia, afuera!”… entonces el mar, el ruido, fueron los únicos conocidos. Tanto que dejé de escribir. Como si en ello no me fuera la vida.
    Y acá estoy, parado frente a la balsa número 12. Esperando la imagen negra del relevo. Diciéndome que este viaje tiene por destino otro… por aquella calma, mirando aquel horizonte y cocinando salsa de camarones para una extraña que voy a conocer en el futuro”…

    sé que en el continente vivían pesadillas peores… espero que este viaje también haya servido para no repetir aquellas decisiones que nos llevaron a nosotros al mar enloquecido y a los que estaban en el continente a la negra noche más negra de todas (que nos incluyó salvajemente en una de sus opciones más desesperadas y conscientes)…

    …no hubo respiro… el montacargas se desprendió a media tarde, cortando las amarras de acero y cruzó titubeando todo a lo largo el piso regado de soldados en estado de piedra… amagó con pisar a Aguirre pero se clavó con sus dos dientes en el mamparo de popa… ahí saltaron varios… y como a un potro indomado lo ataron nuevamente a ese palenque imaginario que bailaba al son irreproducible de una orquesta enajenada…
    poco más pasó ese domingo… los pensamientos ardían como lava… parecían andar despacio pero quemaban todo a su paso… y, con el tiempo entendí, también como lava cuando se enfría, ahora son pedazos de roca inerte en una memoria que no para de arder sobre mis días… estoy seguro que mañana será otro día y quizás logre recordar el exacto momento en que escuché a Alcaraz, al teniente Alcaraz, pedirle a Soto que no lo dejara solo de nuevo… (la mentira es el apellido de Soto… la verdad es que Alcaraz cuando se dignaba a hablarnos amablemente nos contaba sus “hazañas” amatorias con las hijas de los oficiales superiores… y “Soto” se sonreía misteriosamente al escucharlo)… o no valdrá la pena?… o no habrá tiempo?… y me asaltarán los recuerdos infinitos de aquella tierra que no volvería ser la misma nunca más?… y Laboulaye será La Plata/Comodoro/Rosario/Neuquén/Río Grande/Uscudum?… veremos… que sueñen con sus angelitos…

    el 29 de marzo, lunes ayer y viernes hoy, amaneció soleado, raro, con el viento aún acá… tempranito alguno avisó que el grupo de “Asuntos Civiles” tenía que juntarse antes del rancho del mediodía… para nosotros eso significaba que teníamos que mover el baúl verde oliva… los papeles y la historia ya no cabían en él… lo desbordaban… pero no bajaba de peso… como un animal que devora todo lo que tiene a su alcance ante la proximidad del invierno… el baúl verde oliva viajaba de camarote en camarote, de sollado arriba a sollado abajo… la caja de Pandora bullía de noticias que habría que dar… el primer comunicado en la radio que habría que tomar… las primeras palabras en el “éter” malvinero… ¿tranquilidad, paz, respeto?… ¿serían creíbles en esos hombres uniformados que venían de violar niñas, hombres, ancianas, de robar sueños y bienes que aún hoy, 2013, tienen a sus nombres como dueños materiales y legales -¿tendrán algo que decir la Justicia, los jueces, los fiscales, los abogados de los tribunales de todos los parajes?-?… ¿qué escucharán los oyentes, que querrán escuchar?… estas primeras palabras ¿servirán para convencerlos de votar a favor el día en que se consulten por su pertenencia a una u otra nacionalidad?… ¿o volcarán su deseo hacia botar a esas sombras verdes olivas oscuras, voltarlas a lo más profundo de sus cuevas de hienas?…
    Siempre me preguntaré si podré convencer a alguien que yo no fui ni seré nunca como los genocidas, que mi uniforme no estuvo ni estará manchado de sangre compatriota derramada en las mesas de la tortura, que el día que suceda -quizás el 1 o el 2 o el 3 de abril- y festejemos algo en el futuro, no será el festejo de la nueva decisión mesiánica, cobarde, de los comandantes en jefe Galtieri, Anaya y Lami Dozo… veremos cómo podremos hacer para que el futuro no nos embloque… espero que la historia nos dé la oportunidad… ojalá que haya compañeros que tengan la lucidez para pensar en cómo unirnos, en cómo cuidarnos, en cómo denunciar, en cómo vivir con esta historia que hoy rebalsa el baúl verde oliva y empieza a oler a papeles húmedos de agua de mar…
    Esta tarde tendremos misa nuevamente. Yo rezaré el Padre nuestro para no sentirme tan solo… veré si alguna vez entiendo qué es lo que dice y propone…

    Más adelante, en mi vida, seguramente escribiré sobre la religión…

    Religión. Religare. Si hay que re ligar quiere decir que alguna vez estuvo ligado.
    Y no hay mayor liga que la de los cuerpos en diálogo.
    De ahí que, en las noches de Malvinas, el sexo precediera siempre a los rezos, a las plegarias…
    “Diosito querido, dejame volver para estar un ratito, nada más, con la Gringa…”

    …¿tendré hijos en el futuro? ¿y el Pucho, tendrá? ¿y Mario? ¿tendrá hijos Mario Almonacid? ¿tendrá hijos el Canqui que conoceré y respetaré? ¿tendrá hijos el Yepo hermano? ¿tendrán hijos Gastón, el Dani, el Toti, Arturito, Pablito Mana, Beto, Marcelo, el viejo Volpe?… ¿los conoceré?…

    En el cuerpo de los hijos está la memoria de todos los padres… pero, también, en su vida única, la de los hijos, la posibilidad de la felicidad que todos los padres no supimos hacer.
    Esquirlas, astillas, fragmentos, que vuelan por los aires buscando las melodías propias que los hagan reír, llorar, bailar… hiriendo de futuro los raídos cuerpos de los combatientes de todas las auroras, de todos los crepúsculos, de todas las pesadillas y sueños.

    ¿seremos felices en ellos?… ¿seremos en ellos?… ¿seremos?… estoy seguro que muchos de nosotros no… que los remil parió…

    …30 de marzo. Como todos los que hicieron la colimba saben, hay días que sólo pasan… que hay “nada”… que no podemos recordar qué pasó ni siquiera tratando al día siguiente… el 30 de marzo de 1982 pasó “nada”… como una paradoja con lo que después supimos… con los laburantes yendo a la Plaza de Mayo al acto relámpago de protesta… a pedir Paz, Pan y Trabajo… con los asesinos bien activos… José Benedicto Ortiz cayó en Mendoza… era trabajador y delegado gremial de los textiles… Dalmiro Flores, salteño, mecánico, murió por no acatar una voz de “alto” de un milico que se bajó de un Falcón verde… ahí, frente al Cabildo cayó… su padre nos recordó que Dalmiro estaba sordo.. pero no debe haber sido esa la causa de su muerte, ¿no?… él se había movilizado, él formaba parte de un pueblo que continuaba diciendo basta, sólo que ahora lo decía en la Plaza de Mayo y en las plazas del país, él fue uno más entre las decenas de miles que corearon “Paz, Pan y Trabajo, la Dictadura al carajo”… 2500 heridos y 4000 detenidos… a él le cobraron la vida, como a Ortiz…
    Y mientras “nada” nos sucedía, en el continente sucedía casi todo… nosotros sólo estábamos yendo a una acción de reivindicación… así la titularon los “cráneos”, niños mimados de los mayoristas de la Escuela de las Américas, de Vernon Walters, de Alexander Haig, de Ronald Reagan… “vamos, izamos la bandera, cantamos el himno, le decimos al mundo de lo que somos capaces y nos volvemos”… lo escuché en directo de Lombardo, Busser, Pita, Payba, Weinstabl, Santillán, Arrillaga, Gough, Di Paola, Martinelli, Tomé… dichos en estricto orden de jerarquías… de Vicealmirante a Guardiamarina… así que no me rompan las pelotas… fueron responsables todos… la obediencia fue alegre y compartida y festejada… a pesar de que hubo algunos que luego festejaron alegres compartiendo el “renuncio” que consiguieron amenazando a los poderes del gobierno elegido el 30 de octubre de 1983, que empezó el 10 de diciembre de 1983 y que renunció a partir de semana santa de 1989… la “obediencia debida” fue el artilugio normativo que idearon algunos leguleyos abogados, cómplices y artífices civiles de cuanto movimiento armado hubo en la Argentina… y ahí estuvieron otros explicándonos la “necesidad” del mal menor, de que se trataba de héroes que pedían no por que se los reivindicara por su acción en las Islas si no porque se los eximiera de ser juzgados por lo que ellos mismos reconocían como crímenes y por eso pedían leyes, indultos, amnistías, perdones, con las armas en la mano y la cara pintada con crema de enmascaramiento yanqui para los oficiales y pomada betún marca Washington para los suboficiales, los civiles enganchados y los colimbas últimos…
    el 30 de marzo casi “nada”… seguíamos avanzando en un mar de desaparecidos, de asesinados, de violados, de robados, de torturados, de muertos próximos… casi nada… es más, recuerdo la nada de todo un día… porque la misa se suspendió, el rancho del mediodía tuvo inmensa mayoría de ausentes (la tormenta había sacudido a todos los equilibrios), la tarde ni siquiera sirvió para hablar de Monte Maíz, o Coronel Moldes, o Levalle, o Mackenna, o Río Cuarto, o Rosario, o Laboulaye… estaban en silencio los pueblos… o hablando en otro lado, je…

    …dicen los estudiosos que no hay hecho más relatado por los poetas y escritores que las guerras… entre nosotros esto parecía no ser así… sin embargo, a poco de abrir la escucha, como sombras sordas, comienzan a llegar… unos parecen viejos, encorvados… otros resplandecen de canciones y niñas artistas… los más sólo son remedos de almaceneros, taxistas o empleados públicos… pero ahí andan, machacándole la piel a las poesías, a las canciones, a las letras toscas, a la caligrafía rebelde, a los más difíciles oficios y a los más simples… haciéndole sangrar recuerdos, anunciando que están ahí, que nunca se fueron, que nunca se irán, que se levantarán al alba para recordarnos lo que nos hicimos como Nación, como Patria, con sus cuerpos como testigos, prendidas las medallas en la piel, mostrando heridas que debemos sanar junto con ellos… se trata de aprendernos a mirar, a escuchar, a ver, a sentir… mañana, 31 de marzo, va a pasar algo… estoy seguro… ¿seremos capaces de estar ahí, escuchando, dialogando y proyectando futuros? ¿o simplemente nos embanderaremos en nuevas viejas bravuconadas?… propongo escuchar las voces derrotadas, a los que se animan a decir cuánto, cómo, a quiénes, perdimos… por que los que nuevamente se autocondecorarán nos estarán mintiendo una vez más… hubo traición, cobardía, torturas, víctimas, estupidez, idiotez, maldad, irresponsabilidad, delitos, crímenes… y allá en el fondo, a modo de la esperanza de Pandora, también hubo hermosos jóvenes que nos siguen mirando desde la entrega absoluta y piden Justicia, de la Social, esa que hace feliz al Pueblo por el que ellos cayeron, quizás sin saberlo acabadamente, combatiendo… mañana debe pasar algo al respecto… si no pasa en 1982, al menos que pase en 2013…

    …durante la noche, el Almirante Irízar (el rompehielos argentino) bajó bastante la velocidad… al amanecer salí a cubierta desobedeciendo la orden de no mostrarnos “por si nos están vigilando con esos satélites de las películas” (así fue el mensaje que nos dijo el suboficial Fernández… ¡la tenían tan clara!… sólo faltó que fuera una película… así, al final, todos servíamos para otra, ¿no?… digo… una de “amor” o una de “risas” o una de “chicas”… cualquiera… una peli que después pasaran en el Cine Roma o en el Sporting o en el Gimnasia… o en el Roca, Select, Belgrano, Astro, Rocha… o en el Español o en el del Colegio Don Bosco… o en el de cualquiera de cualquier pueblo… una peli… en donde podamos volver a actuar todos…)
    pero ese 31 salí a una cubierta concreta (iba a poner “real”, pero los de la realeza iban a venir del otro lado… esos “reales” que en el futuro algunos van a festejar en las tapas de las revistas de espectáculos), de un buque concreto, para respirar aire fresco y concreto, para ver el agua concreta que pronto va a recibir vidas concretas de compañeros que se ahogaron concretamente cuando hundieron sus barcos concretos por el impacto concreto de proyectiles concretos que fueron guiados concretamente por la acción de esos satelititos de película del suboficial primero Fernández (no recuerdo su nombre de pila… él sabe que lo estoy citando a él… sé que me lee todos los días y estoy seguro que pensaba que no me iba a acordar concretamente de su infame estupidez… ojalá tenga los “huevos” que decía tener y aparezca en algún comentario a este posteo… no creo).
    La mañana nuevamente se pudo gris y el viento amenazaba con hacerle crecer olas a la pesadilla concreta que es una tormenta concreta en ese mar concreto que está alrededor de las concretas Malvinas argentinas y de las que aún poseen los ingleses por la acción concreta de su posesión y de la complicidad de los argentinos concretos que prefieren anteponer sus intereses políticos y materiales concretos a los abstractos y simbólicos que parecen los argumentos históricos, geográficos, culturales y humanos de los que dieron su vida por ellos…

    …este 31 de marzo no va a ser fácil… ando “cabrero”… es que anduve por la CABA (que es Buenos Aires pero cool y ahora) y los milicos usan la misma vestimenta que la policía de las películas en Londres… ¿es necesario tanta pornografía en la carnalidad de las fantasías de estos protogobiernos autónomos?… se lo voy a preguntar al gordo Montenegro, que fue compañero de primer año en la Secundaria, que es hijo de un oficial superior de la Armada de la República Argentina y que se muestra orgulloso de un uniforme tan pero tan concretamente simbólico de lo anglófilo… icen la Union Jack, muchachos… canten God save the Queen… pero no quieran ver de frente a los Royal Marines, a los Paracs, a los regimientos nepaleses, a los irlandeses, escuchar el cañoneo de las Fragatas HMS… no quieran… no van a ser los niños mimados aún así… el Reino Unido de la Gran Bretaña no lo es porque los traidores de sus pueblos se muestran con sus uniformes policiales o cantan sus himnos festejando la sonoridad pero sin entender las letras… el Reino Unido lo es porque une a las naciones bajo la fuerza de sus armas, por la imposición de sus leyes descarnadas… el Reino Unido lo es porque elimina a sus traidores, a sus disidentes, a sus débiles y también a sus soldados enviándolos como tropa de choque a las guerritas y a la guerras que piensan, producen y ejecutan sus élites políticas, reales, hegemónicas desde hace 400 años… contra ese Reino combatiremos en un par de días… ¿y ustedes, el 31 de marzo de 2013, nos van a ordenar orden con sus uniformes?… ¿qué nos están queriendo decir?… ¿nos están amenazando?…
    en fin, les dije que no iba a ser fácil este domingo en mi muro…

    …después entré a resguardo… el frío del viento empezó a mojarse y se volvió insoportable (digo esto y pienso en cómo se debió sentir caer en las aguas heladas luego de ser torpedeados en el General Belgrano… me lo han contado cientos de veces los compañeros… pero aún hoy me lo pregunto concretamente… es que hay relatos de que cuando el buque se hundió y cayó la noche, los gritos de auxilio siguieron clamando durante horas… y esos compañeros estaban en el agua, mojados enteros, nadando, flotando, en ese frío que yo no soporté ni siquiera como rocío… ¿cómo hicieron?… ¿cómo harán, digo?… ¿no habrá forma de negociar antes?… ¿no podrán sentirse satisfechos Galtieri, Anaya y Lami Dozo y todos los milicos y civiles y curas y empresarios?… digo, un ratito antes de que le den todas las excusas al gobierno del Reino Unido de la Gran Bretaña para hundir el buque General Belgrano… no serán suficientes las muertes de Almonacid, de Artuso, de Giacchino… las fotos ya nos tendrán en ellas… la bandera argentina ya habrá flameado en el Aeropuerto, en la casa del Gobernador, en el Cuartel de los Royal Marines… ya le habrán sacado la foto a Pablito Mana con la Union Jack bajo el brazo y publicado en la tapa de Gente… digo… un ratito antes… pero claro que no… que a ellos, genocidas confesos y delincuentes orgullosos de su cobardía, no les van a importar unos grititos más o menos en la noche helada del Atlántico más sur del Sur… ellos, justo ellos, que gozaban con los gritos de las víctimas… pero aún así, a mí me sigue emocionando el pensar que los compañeritos lucharon en el medio de la noche para salvarse y volver a una vida que recién les había empezado…

    …esa tarde, todo se empezó a ordenar hacia el destino temido, deseado, ansiado, soñado (todo eso junto… como herederos de lo que dicen que hizo el gaucho Rivero, de lo que dispuso Martín Rodríguez, de lo que dice la familia que hizo Vernet, de lo que hicieron los compañeros del Operativo Cóndor… pero también del miedo ancestral a la muerte, al dolor, a lo desconocido, a no ser digno de la causa, a no ser digno de la valentía de los compañeros…)
    Los papeles del baúl verde oliva fueron ordenados en la sucesión cronológica correcta… primero la comunicación vía la Central a todo el mundo… luego los comunicados a la población mediante los micrófonos de la radio… el nuevo orden… el nuevo gobierno… la nueva mano de tránsito… la concordia a gritos… la argentinidad a los palos…

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