Desarrollan un bioproducto para enfermedades en los cultivos

La Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales junto con la de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, están  desarrollando un bioproducto para controlar las enfermedades de origen fúngico en cultivos hortícolas a través de microorganismos capaces de controlar al agente productor de una enfermedad.

El bioproducto es un formulado de origen biológico creado para controlar las enfermedades provenientes de hongos, en cultivos de importancia agronómica como tomate, lechuga, trigo y flores. Está constituido por conidios del hongo Trichoderma  harzianum suspendidos en una solución acuosa para el caso de la pulverización aérea o bajo la forma de polvo para las aplicaciones secas.

Cristina Cordo, una de las investigadoras que conforma el equipo explicó que “en este caso se utiliza un hongo aislado de suelos nativos para que funcione como antagonista de los patógenos infectivos que inciden en la sanidad de la planta y la merma del rendimiento”. Al mismo tiempo remarcó que la acción de éste está regulada por diferentes mecanismos como la competencia por nutrientes, antibiosis, micoparasitismo y estimulador de mecanismos de defensa en la planta.

El bioproducto, desarrollado de forma conjunta por el Centro de Investigaciones en Fitopatologías (CIDEFI) y el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), optimiza la relación costo-beneficio convirtiéndolo en una excelente alternativa para la protección del cultivo.  El mismo, si bien aún no ha sido aplicado a escala comercial,  fue utilizado en diferentes cultivos incluyendo los cereales a escala experimental, traería grandes beneficios para la región si se tiene en cuenta la notable dimensión del cinturón hortícola platense.

El método empleado es ecológico, ya que no contamina el ambiente, ni deja residuos en la producción; además el uso del mismo no ocasiona riesgos para operarios ni consumidores. A lo que se le suma la ventaja de ser compatible con otras prácticas de control y el respeto que tiene por la fauna benéfica, por lo que puede incorporarse fácilmente a un programa de manejo integrado de enfermedades.

Uno de los mecanismos de acción para este bioproducto se basa en la estimulación del sistema de defensa en la planta hospedante. El hongo Trichoderma harzianum, al estar adherido a la superficie de la semilla (pellet) penetra en las primeras capas de la epidermos radicular, encendiendo un mecanismo basado en la acción de diferentes moléculas y enzimas que despiertan la reacción de defensa en la planta.

Por su parte Cecilia Mónaco, otra de las investigadoras, detalló que “este producto además tiene un efecto bioestimulante e inductor del crecimiento, manifestado en el aumento del peso fresco y seco en los cultivos ensayados”. Además, explicó que el antagonista tiene una extendida vida media, así, una semilla recubierta con el microorganismo y almacenada por alrededor de 20 días aún permanece viable y es capaz de colonizar las raíces cuando la semilla es colocada en el suelo, germina y crece. 

Además, Marina Stocco, quien también forma parte del equipo, explicó que “la aplicación seca acompaña a la semilla a través del espolvoreado en el lugar  de siembra o en el surco donde se colocan las semillas o  los plantines”.

En este sentido relató que “la suspensión de los conidios del hongo para aplicaciones aéreas, está pensado para reforzar el tratamiento de recubrimiento de las semillas, tolerando la baja humedad, la deshidratación y la radiación UV que caracterizan al ambiente aéreo en verano”.